lunes, 23 de diciembre de 2013

Consecuencias de un gobierno misógino

Un gobierno con clara vocación catolicista y autoritaria ya es una bomba para los derechos de las mujeres, independientemente de que quien lleve la cartera de Justicia sepa más de religión que de derechos.
La contrarreforma del aborto arrebata a la mujer todo derecho sobre su cuerpo en caso de embarazo. No podrá abortar por su propia voluntad, ni siquiera si el feto tiene una discapacidad o minusvalía grave.
Sólo se podrá abortar si la mujer corre riesgo físico o psicológico, debiendo tener dos informes médicos de distintos facultativos que marquen el peligro, que pese a ser ajenos a la vida de esa mujer, tendrán la capacidad de decidir algo tan personal como si puede tener o no un niño.
El otro único motivo de interrupción del embarazo será por violación con un plazo de risa de doce semanas (Ahora en caso de interrupción voluntaria son 14 semanas), jugando con los sentimientos de la mujer e intentando que si tuviera un periodo de dudas, tuviese obligatoriamente al niño.
Sin duda, ésta es la guinda de un amargo pastel de las medidas machistas tomadas por el gobierno del Partido Popular, que no tiene más función que borrar del mapa la independencia y libertad de la mujer, imponiendo opiniones nacionalcatolicistas y criterios "morales" faltos de cualquier recomendación médica. No obstante, desde que la administración Rajoy llegase al poder, éste no ha sido el único ataque a la sociedad femenina.

No hay que olvidar cómo la ministra de Sanidad, la supuesta inepta exmujer del ex-alcalde de Pozuelo de Alarcón o más conocida como 'la del Jaguar', ha excluido de la reproducción asistida a mujeres que no lleven una relación con un hombre durante al menos un año, alegando que sólo se podrá recurrir a ésta por la sanidad pública si la mujer tiene algún tipo de trastorno reproductivo, o dicho de otra manera: Si no hay macho no es mi problema.
Dejan excluidas a las mujeres lesbianas y solteras por mera ideología. Consideran que una pareja de mujeres o una única mujer no es capaz de criar a un niño, pero además lo consideran como un mero capricho, como alguien que quiere tener una mascota, en vez de darse cuenta en sus estrechas cabezas que esas mujeres recurren a ello por una necesidad personal de formar una familia sin querer rechazar a amar a alguien de su mismo sexo o vivir independientemente sin necesidad de compartir una relación afectiva con un hombre. Atacan claramente al colectivo LGTBI, al feminismo y muestran el rechazo institucional a otros tipos de familias.

Los datos hablan por sí solos, los voraces recortes del estado han afectado de manera directa a la igualdad de sexos y a la violencia machista. Los presupuestos para políticas que impulsan la igualdad se han reducido a la mitad y se han reducido un 30% el dinero aportado para luchar contra la violencia de género.
Como resultado la brecha salarial en España sigue creciendo, llegando a haber este año 5.744€ menos en los salarios de las mujeres que en los de los hombres, infravalorando cada vez más el trabajo de la mujer.

Este gobierno con su imposición de ideas antagónicas y recortes sectarios a merced del capital deja a la mujer indefensa ante todo tipo de situaciones. Sus medidas pretenden acallar a la mujer y expoliarla de su libertad, llegando a intentar someterlas al hombre y restringiéndolas de todo aquello que permitan que se desarrollen tanto en el ámbito personal como laboral.



domingo, 22 de diciembre de 2013

El escritor que no quiso ser patrón

Lo creativo es un don que no todo el mundo necesita, pero que algunos sí requieren para moldear su vida.
Ése era el caso de Alfredo Galilei, un escritor nunca venido abajo pues no había estado ni a medio camino de la cima. Fue una persona rica por culpa de una familia ahogada en dinero, tuvo lujos que en esa época eran inalcanzables para la mayoría de la gente.

Era un apasionado de la lectura y desde muy pequeño pasaba horas frente a los libros, devorándolos por páginas. Le gustaba todos los que cogía de la extensa biblioteca familiar cultivada durante años por su difunto abuelo, que al igual que él era un amante de la literatura, aunque tal afición se saltó una generación con su padre: Un hombre terco que sólo sabía de números y productividad, que no podía saber qué podía encontrar su hijo de interesante en aquellos trozos de papel. 

Él, sin embargo, no dejaba de leer hasta que un día con diecisiete años comenzó a trabajar con su padre. El trabajo le parecía horrible pues su primer puesto fue como ayudante del capataz en la unidad de producción. Veía a gente echar muchísimas horas moldeando cerámica para que un cerdo de capataz les gritase y les tratase a patadas. 

Le generó tal sufrimiento, pues los libros le habían otorgado la capacidad de meterse en el cuerpo de otros y de sentir como ellos, que ya ni leer le calmaba. Optó al final por escribir todo lo que vivía, su pasión por la lectura, el hostigamiento de los obreros en la empresa de su padre: Estaba escribiendo su propia novela.

Pudo durar un par de años teniendo como calmante la escritura, pero ya no sentía que pudiera aguantar mucho más en aquella situación. Reunió a sus padres y les explicó todo: No quería ser patrón, quería ser escritor. 
Su padre intentó convencerle de que no lo hiciese y le amenazó con desheredarle. A él ya le daba igual, no quería nada más que salir de allí. Su padre ante la arrogancia de su hijo no dudó en echarle de casa al momento.

Alfredo, con una maleta con poca ropa hecha mientras escuchaba los gritos de su padre, se fue de allí. Fue a la estación y compró el siguiente billete para Madrid. Si quería ser escritor no veía mejor vía que no fuese yendo a la capital pues en aquella ciudad donde estaba los buenos tiempos para las letras se habían esfumado hacía mucho tiempo.

Al anochecer de aquel mismo día llegó a la estación de Atocha. Al salir de la estación se vio perdido en una urbe inmensa, de la que sabía tan sólo lo que había leído en bibliotecas. Coches por doquier, humo y carreteras atestadas. No era tal y como la literatura le había dado a conocer aquella ciudad, pero sabía que nada era tal y como lo iba a ver de día.

Tras numerosas indicaciones de los viandantes llegó a la pensión en la que se hospedaría. La calle donde estaba no parecía muy noble en ningún sentido. La vía estaba infectada por un olor entre orines y gasolina nada agradable y la mayoría de sus edificios no eran más que cuatro ladrillos mal sobrepuestos que no hacían otra función que no fuese la de arropar y dar cobijo a los hombres y mujeres que habían emigrado desde numerosas partes del país para dar una vida mejor a sus hijos.

Desde la mañana del día después, vio cómo era tan distinto aquel lugar. Al salir de su habitación de la pensión tras su primer día de sueño en Madrid, se dio cuenta de que allí no había tanto ser acomodado o bohemio como se pensaba encontrar: Había familias. Familias enteras de andaluces, extremeños o provincianos castellanos que vivían en tales situaciones que su situación de exiliado familiar le parecía una nimiedad.

En estrechas habitaciones familias con cinco hijos vivían juntos, apretujados y sin ninguna intimidad. Vivían como animales pues nadie hacía nada para que viviesen como humanos.
Al principio todas las personas la miraban con cierto recelo, era el único que vivía sólo en una habitación, pero con el tiempo le integraron dentro de la sociedad de solidaridad y empatía que habían formado entre todos los inmigrantes.

La primera semana no salió del barrio. Se entretenía viendo cómo pasaba allí la vida. Por la mañana los hombres iban a trabajar y también algunos niños y madres, aunque estas últimas las más escasas que se ocupaban de las tareas de sus casas, y los niños más afortunados podían permitirse ir a la escuela para aprender el alfabeto y los números malamente. Hasta la noche no estaban todas las familias juntas de nuevo. El núcleo industrial de la zona se basaba prácticamente en una fábrica ladrillera. Se preguntaba si allí tendrían a un capataz tan mísero como en la de su padre.
Uno de los días toda la gente se reunió para festejar a una santa del que se ocupaban de su culto por el sur, pese a no sentir todos la misma devoción por aquella virgen, todos, viniesen de donde viniesen, participaron en la fiesta cantando a la virgen, emocionándose y compartiendo los bailes tradicionales de sus lugares de origen. Alfredo se sentía profundamente dichoso de ver toda esa gente feliz y orgullosa, pese a tener múltiples baches que superar cada día.

Tras esa semana se decidió a ver el corazón de Madrid. Tras haber escrito en su libro cómo fue su pasado, ahora tocaba la parte feliz del libro, cuando en la capital el protagonista se convertiría en un escritor de renombre y conocería a la mujer con la que tendría un romance y acabaría siendo el amor de su vida.
Desafortunadamente lo que él creía que le gustaría, no le estaba gustando.
La calle Alcalá estaba completa de hombres con buen porte y de mujeres con grandes abrigos de bisón que les protegía muy bien del frío invierno, pero mientras ellos caminaban, en las esquinas había gente pidiendo sin abrigos tan deslumbrantes y pasando un frío inhumano. Personas que pedían limosnas y de vez en cuando salían corriendo cuando veían a lo lejos a algún policía franquista que no tendría ningún reparo de llevarle a la comisaría donde sus compañeros le darían una reprimenda a base de palos por el mero hecho de no tener casa y clamar por alguna moneda.

Le descolocó que nada le pareciese tal y como él creía que le tenía que parecer. Si veía una sociedad hipócrita no podía alabarla, pues éso sería simplemente someterse al régimen establecido, que hasta ese momento no había tenido la capacidad de percibir cómo realmente era.

Por la tarde volvió a la pensión. Su viaje de la mañana le había quitado la idea para acabar su libro. Cuando estaba ya allí tumbado sobre la cama le vino a la cabeza de lo que realmente debería escribir.
Había tenido todo el rato delante la riqueza de la vida, mucho más grande que la riqueza económica, y el poder de superación frente al despotismo y la felicidad de personas por el mero hecho de seguir el día a día.
A partir de ese momento Alfredo Galilei se dijo para sí que tenía que escribir de sus vecinos de barrio, de los obreros y los muchachos que le rodeaban. Pues el final daba igual como fuera, su escritura no podía valer para que cómodos burgueses como su familia se entretuvieran, sino para cambiar aquella autocracia llamada España.

sábado, 26 de octubre de 2013

Huelga educativa en Alcalá de Henares y #24O

El principal motivo para la huelga estaba clara: La puesta en marcha de la Ley Wert o llamado oficialmente, aunque de una manera un tanto irónica, Ley para la mejora de la Calidad Educativa. Pero eso no se quedaba ahí, ya que no nos podíamos olvidar del maltrato que ha sufrido la educación con subidas de tasas universitarias como las de los ciclos de grado superior, que tras un año de su imposición a subido más de un 100% en Madrid. En esta comunidad también hemos sufrido la continua privatización de la enseñanza, que ahora incluso impulsará la LOMCE, otorgando terreno público a instituciones nacionalcatolicistas como el Opus Dei.



Los motivos de la lucha se hicieron muy activos en tres días de huelga para los estudiantes de enseñanzas de instituto (Que se suelen llamar malamente enseñanzas medias, ya que la FP superior son ,tal como he dicho, superiores) y en el último día, el 24O, también con universidades y profesores.
En Alcalá de Henares, durante esos días, especialmente el primero, el 22 de octubre, repartimos muchas octavillas en las puertas de los intitutos para informar, sobre todo a los niños de primer ciclo de secundaria, donde aún no se tiene el suficiente conocimiento o interés sobre los motivos de una huelga.
Respecto a la formación profesional, debo decir que en el Instituto Alonso Avellaneda, donde yo mismo estudio, no hubo mucha gente pasando al recinto donde imparten las enseñanzas de FP. Aunque con excepciones amargas, se puede decir que la gente fue consciente de lo que se pedía y optó por no ir.

El 23 de octubre, además de piquetes informativos en institutos, hubo por la tarde una asamblea convocada por 'UAH en movimiento' y 'Asamblea de estudiantes del Henares' en la Plaza Cervantes para hablar principalmente de las protestas que tendrían lugar el día siguiente y también para aportar ideas y opiniones acerca de lo que se podría hacer para involucrar más a la gente en el movimiento estudiantil y educativo en general. Fue una charla enriquecedora y diversa, donde fueron profesores de todos los niveles educativos, estudiantes, padres, e incluso, gente que pasaba por allí y se sumó a nosotros.

Finalmente, llegó el día clave de la lucha educativa: El 24 de Octubre. En Alcalá, se convocó por la mañana una marcha desde el hospital hasta la Plaza Cervantes, donde se juntaría con profesores y más gente que se había concentrado allí para sumarse a la protesta. Más de mil personas estuvimos oponiéndonos a las medidas Werticidas y a la sectaria LOMCE. Sin duda, fue emocionante el apoyo popular a la protesta.



Por la tarde muchos fuimos también a la manifestación central que tuvo lugar en Madrid. Los movimientos estudiantiles alcalaínos reunió a la gente en la Renfe de Alcalá de Henares. El tren estuvo a reventar de camisas verdes en apoyo a la educación pública y cuantas más paradas pasaban, se veían pasar más y más vestimentas verdes. En Atocha comenzó un ramal de la manifestación que se sumaría con las demás en Neptuno. Allá por donde mirabas había gente en lucha. El paseo del Prado estaba a rebosar y Neptuno no fue menos. La gente clamaba la dimisión del ministro de educación y la defensa de la educación pública para el hijo del obrero. La protesta que acababa en Sol, fue imposible de culminar por toda la gente que había, que ni la lluvia fue capaz de echar. 
Los movimientos estudiantiles de Alcalá estuvieron muy activos y  se hicieron oír. Culminaron muy bien la jornada de protesta, que organizaron con mucho trabajo y una perfecta coordinación.

El Ministerio no tardó en decir que la huelga fue un fracaso. Dieron un dato, nada científico y siempre inventado, intentando imponer sus medidas neoliberales, dogmáticas y sexistas por una mayoría ilegítima. Por ello, me creo más el dato del 80% en enseñanzas de instituto y el 90% en universidades del Sindicato de Estudiantes, no porque sean datos más favorables, sino porque vi a cientos de miles de personas en la calle contra un gobierno y una política deshumanizada que no sabe de personas, sino de creencias y de intereses económicos. Mariano Rajoy y su prole no son bien recibidos y una huelga histórica lo ha demostrado otra vez.




lunes, 30 de septiembre de 2013

El Chapero

No era quién para saber, pero tampoco para desconocer. No supo  por qué empezó, ni cuándo acabaría, pero así era su vida. Entre mansiones, cuartos oscuros y habitaciones de hotel se ganaba su sueldo. Siempre a gusto del cliente, que era quien pagaba. Le gustase lo que le gustase, él se lo hacía siempre con el dinero por adelantado.

Era bueno en los suyo, o eso quería creer. ¿Sino por qué iban a recurrir tanto a él? ¿Por su gran personalidad? No. Sabía quién era y no era nada más que aquel que desfogaba cuerpos con mucho vicio y muchos prejuicios, pero con una cartera demasiado rebosante como para poder permitirse sus servicios.

Su bolsa de clientes siempre llenaba su agenda. Los servicios no solían durar demasiado, porque tras acabar de hacerlo, salían despavoridos creyendo que tenían que dejar de solicitar su atractivo cuerpo. En otras, se quedaban un rato tumbados en la cama, contándoles lo dura que eran su vida y lo difícil que era para ellos estar con una mujer a la que no amaban o tener que acostarse a veces con ella. Algunos lo vivían con optimismo pese a todo, pero otros se echaban a llorar.

Todos creían tener tan mala vida que no se paraban a preguntarle qué tal le iba a él. Por qué una persona empieza a poner precio a su cuerpo. Él comenzó con una tontería, la primera vez no sabía ni por qué lo hacía. Después siguió haciéndolo: Le gustaba el sexo y no le importaba sacarle rentabilidad. Pero mientras se hacía más conocido en el mundo del placer, menos le gustaba lo que hacía. Por desgracia, cuando se paró a pensar en acabar con esa vida, también se dio cuenta de que no sabía hacer nada más.

Se había dado cuenta de que se había convertido en un vendedor de placer. De su iniciación ya había pasado un tiempo y había pasado de acostarse con el típico viejo necesitado a acostarse con empresarios, ejecutivos, políticos, que muchas veces también eran viejos necesitados, sólo diferenciables por su dinero.

Aún con todo, vivía bien. Un servicio con él se podía calificar con miles de buenos adjetivos, pero ninguno de ellos sería barato. Su apartamento era más grande que muchas casonas de gente de alta cuna. Su único compañero de piso era un pequeño bulldog francés. 

Por mucha casa que tuviese, algunas veces tenía días muy apretados y no podía disfrutar de su casa ni de jugar con su perrito. Hoy era uno de esos días. Su última "cita" antes de poder ir a descansar sería en el hotel Hilton. Un banquero ruso había pedido sus servicios. Era un cliente antiguo y cada vez que venía a Madrid le llamaba. Él a veces incluso anulaba otros trabajos para estar con él. Además de pagar inmensamente bien, era un hombre cuarentón bastante atractivo, cualidad que no tenían muchos de sus clientes.

Se quedó al lado de la puerta del hotel, a la espera de que llegase. Fumando un cigarrillo, aunque el botones de la entrada le miró mal. Dando mecha al cigarrillo, comenzaba la noche y acabaría de una vez ese día agotador. Siempre creyó que al final se sentiría sucio con lo que hacía, pero con el paso del tiempo se dio cuenta de que esos remordimientos no existían. Al menos en su cabeza.

Llegó un taxi a la puerta principal. Era el ruso, como siempre puntual. El botones cambió la cara de amargado a una totalmente sumisa y falsa. Como siempre, esperó cinco minutos de rigor a pasar después de él para ir a la habitación. 
Apagó el cigarrillo contra el suelo y se metió en el hotel. El chapero se ganaría la noche otra vez de la única manera que conocía.
 

viernes, 27 de septiembre de 2013

Esperanza de vida útil y Disfrute de la vejez

Siempre que hablan de Esperanza de Vida, me acuerdo de mi profesor de Ciencias del Mundo Contemporáneo de primero de bachillerato. Decía que no confundiésemos nunca la Esperanza de vida con la Esperanza de vida Útil. La verdad, es que cada vez que pienso en lo que mi profesor decía, le veo más lógica y al final me he dado cuenta a lo que quería llegar al intentar convencernos de ésto. 

En España vivimos una media de ochenta y dos años. La muerte está bastante más lejos que hace un siglo, cuando los hombres españoles morían a los treinta y cinco de media. Indudablemente el gran avance médico que ha habido es algo indudable, aunque por otro lado éste no lo quieran seguir manteniendo para la población general, sino para una élite.Es cierto que vivimos más, pero ésto no se puede considerar el único elemento para hablar del bienestar de los ciudadanos.

La reforma de las pensiones fue una de las tantas medidas neoliberales y "Merkelistas" que el gobierno socialdemócrata de Zapatero nos impuso en su última legislatura. La jubilación pasaba de los 65 a los 67 años y la prejubilación a los 63. El argumento que defendían, tal y como se puede leer en el BOE del 2 de agosto de 2011 , era que el sistema de Seguridad Social del momento era insostenible y que las bajas tasas de natalidad obligaban a una reforma de tal calibre para mantener las pensiones en un futuro—argumento falso, ya que en aquellos momentos el crecimiento de la población era positivo—, así como por  la mayor esperanza de vida.

El Partido Popular, que votó en contra de esta ley porque pese a su dureza tenía que ser blanda para ellos, ya quiere volver a cambiar el sistema de pensiones otra vez en detrimento de los trabajadores. Quieren cambiar el cómputo de las pensiones de tal manera que los pensionistas perderían capacidad adquisitiva, sin contar que les puedan subir la cantidad de pago del IPC o el incremento de otras retenciones. El gobierno del PP además ha dicho en alguna ocasión su deseo de acabar con las prejubilaciones y que todo ciudadano se jubile a los 67 sea como sea, haya sido albañil o abogado, los años que haya cotizado e independientemente del desgaste que haya supuesto para él su oficio.
¿Argumentos? Los mismos que dio en su día la Administración Zapatero, pero además sin alcanzar ningún tipo de pacto con los agentes sociales. Por supuesto, se abrazan a la misma excusa de que como la gente vive más, están más tiempo cobrando una pensión y éso es "insostenible".
Excusa barata, pues gracias a los magníficos recortes en sanidad, privatizaciones en favor de amigos empresarios, despido de médicos en las autonomías gobernadas por el PP o el nuevo repago del 10% de las medicinas en hospitales, por primera vez desde la transición la esperanza de vida en España ha bajado. Pero a parte de que se ha convertido en una razón falsa, incluso cuando ésta podría tener cierta credibilidad, no era del todo válida.

Como diría mi antiguo profesor, una cosa es cuánto tiempo vives y otra cuánto lo haces de manera autónoma. Una persona puede morir a los ochenta y dos años, pero tener problemas desde los sesenta por tener una angina de pecho. Como también puede tener desde antes de los 67 años una dolencia de otro tipo como artritis, hernias discales, alzheimer... que pueden provocar que esa persona ya no esté en situación de trabajar, según sea su oficio, o incluso en algunos casos, inhabilitarla.

Pero nadie usa la Esperanza de Vida Útil. Es un término tan sólo aplicado sorprendentemente a la ingeniería. Si un puente se puede usar sesenta años porque ,aunque no se caiga, se cree que tras ese tiempo aumentaría las posibilidades de derrumbe, ¿por qué no se calcula hasta cuándo puede una persona aguantar activamente en el mundo laboral?

Además de calcular ésto, deberían regular cuánto tiempo tiene de media una persona entre la vida útil y la enfermedad. Dato importante, pues después de una vida volcada al trabajo, todo anciano debería tener garantizado un periodo de "Disfrute de la vejez". El Disfrute de la vejez intentaría garantizar a la mayoría de personas un tiempo de jubilación que no estuviese plagado de problemas de salud, sino que permitiese a la persona de disfrutar libremente de su retiro profesional. Tendría que considerarse como derecho y recompensa tras haber cooperado a que el sistema se financiase.

Por desgracia, estos dos neologismos planteados, Esperanza de vida útil y Disfrute de la vejez como otras buenas ideas que hay, parece que pasarán al olvido por el momento, pues el léxico del gobierno actual pautado por la Real Academia de la Lengua Neoliberal sólo sabe hablar de eufemismos y no de personas.







viernes, 13 de septiembre de 2013

Nosotros, los malvados gays

Cuando pongo la televisión y hago el típico zapping, fruto del aburrimiento y de una programación muchas veces mediocre, a veces me paro en esos canales de tendencia nacionalcatolicista que todos conocemos.
Como siempre están defendiendo lo indefendible con discursos irrazonables y de poca objetividad. No estoy más de un par de minutos escuchando sus tonterías cuando busco algo en la tele que merezca la pena o simplemente apago la televisión, pero siempre me pregunto cómo esa gente puede tener unos ideales tan anquilosados al pasado en casi todos los temas. Uno de los temas en los que siempre son contrarios es a todo aquello relacionado con los derechos de los homosexuales.

Esta posición frente a los derechos LGBT no sólo es parcela de los medios y periodistas conservadores, ya que como diría Rafael Correa, desde que se inventó la imprenta  la libertad de prensa es propiedad del dueño de la imprenta y estas "imprentas" son propiedad de la iglesia(13TV, COPE...), grandes empresarios derechistas y políticos conservadores(Véase la participación de Rodrigo Rato en el accionariado de Intereconomía o las múltiples ayudas económicas dadas por parte de la comunidad de Madrid presidida por el PP a este medio).

El Partido Popular recurrió la legalidad del matrimonio igualitario y tuvo una posición claramente opuesta a ella, diciendo en público que preferían que se llamase unión civil, marcando ya que el amor entre dos personas del mismo sexo no era algo normal y que había que tratarlo de manera distinta, además de negar el derecho de adopción a estas parejas. El tiempo y la resolución del TC ,que marcaba como constitucional la ley del matrimonio gay, les valió para que se diesen cuenta de que ,pese a sus ideales profundamente sectarios, tenían que respetarlo aunque sea tan sólo de puertas para fuera.

Hay muchos políticos populares como el ministro del Interior, que ni aún así son capaces de respetarlo públicamente. Sus cabezas son demasiado pequeñas como para avanzar a la misma velocidad que lo hace la sociedad.

La Iglesia Católica, Apostólica y española ha continuado con su mensaje homófobo tradicional. Diciendo que por muchas leyes de distintos país lo digan así e incluso en la RAE hayan incluido esta forma de matrimonio en el diccionario, "éso" no es un matrimonio. El matrimonio es sólo para tener niños a los que educar en lo mismo que les han hecho creer 2000 años de cristianismo. Su única manera de rentabilizar su secta y que mantenga, sino aumentar, sus forofos y con ellos sus ingresos.

Todas esas opiniones anticuadas intentan convencer sin poner argumentos defendibles, sino que atacan directamente a estas minorías. Nos llaman enfermos, "hombres que van a clubes de hombres nocturnos", personas "festivas" que somos como somos porque, al parecer, nuestras familias estaban desectructuradas. Nos enmarcan como gente estrafalaria y artificial e incluso a veces se atreven a ponernos a todos como gente adicta y rodeada a los excesos del alcohol y la droga.

Se niegan a que podamos tener hijos o adoptar porque "ellos también se volverán gays o lesbianas". Argumentación totalmente absurda como todas las demás. Es más, hay múltiples estudios de campo que muestran que la proporción de los hijos homosexuales que hay en las familias homoparentales es la misma que en familias con una madre y un padre, además de que su desarrollo es igual que el de cualquier otro niño. Porque pese a quien le pese, en España ya había familias de gays y lesbianas antes de la ley que lo permitía oficialmente: Recomiendo el documental Homo Baby Room, que trata sobre todo ésto en más profundidad.

En conclusión, nos intentan demonizar. Nos quieren tratar como los malos de la película, los que quieren cargarse a las familias y comernos a los niños, cuyo último objetivo que tenemos es cargarnos la humanidad, prohibiendo la procreación de parejas heterosexuales y que todos se unan a nuestras orgías.

Este pensamiento sé que lo comparte una minoría, que pese a ser muy poderosa, es muy minoritaria. Pero lo que me hace daño es que crean que podamos ser tan malos y no puedan limitarse a pensar que lo queremos es lo que quiera cualquier persona: Tener el derecho de amar, casarnos y formar una familia.



viernes, 6 de septiembre de 2013

Vida de un espíritu


Ya no recuerdo cuándo morí, lo único que sé es que no estoy vivo. Los latidos de mi corazón me abandonaron y con ellos mi cuerpo. Ahora voy de aquí para allá, pero a la vez nunca me muevo. Mis huellas no marcan la arena ni mis gritos asustan a la gente. Tan sólo no soy nada.

Ver a las personas pasar es mi afición favorita. Me pongo en medio de la calle a observar a los viandantes para malgastar mi eterno tiempo. Cada cierto tiempo cambian de forma de vestir y sus hábitos. Ya no hablan igual que antes, pero tampoco parecido a cómo hablarán en unos años.

Todo cambia porque están vivos, pero para mí todo está inerte porque estoy muerto. Soy el espectador de un teatro continuo del que no soy partícipe. Jamás me sacarán al escenario, pues mi butaca desde donde les veo está vacía para ellos.

Si pudiera les gritaría que no malgastasen sus vidas, que luchasen por lo que quieran, que viviesen como les plazca y que amasen fuertemente. Arrepentirse de no hacer algo es triste, pero más cuando estás bajo tierra y no puedes deshacer ni remediar de ninguna manera. Las cosas están mientras eres, pero cuando dejas de ser, tan sólo sientes un vacío que no te lleva a ninguna parte, pero te amarga por el resto. 

A veces paso a través de un vivo y le da un escalofrío. Si en vez de éso le pudiese prestar un susurro siempre diría: Es verdad lo que dicen que no hay nada después de la muerte, así que vive cada día como el último de tu existencia y nunca pienses en el mañana.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Prohibición de símbolos nazis: Materia más que pendiente en España.

La noticia del pasado mes de agosto de unas fotos en las que distintos militantes de Nuevas Generaciones del PP se fotografiaban con símbolos nazis y/o fascistas me hizo pensar en qué países estaban realmente prohibidos estos símbolos.

Al empezar a buscar en internet sobre el tema, eché de menos que alguien hiciese una recopilación de las distintas legislaciones acerca de la simbología nazi hasta que encontré la página israelí antisemitism.org.
Esta página web no me empezó a gustar en cuanto la vi, ya que es una página claramente pro gobierno israelí, utilizando a veces el antisemitismo como acusación fácil contra los países árabes que no apoyan a Israel por su ocupación y sometimiento continuo de la población palestina. Pero en ella vi lo que estaba buscando, un listado de distintos tipos de legislaciones contra el antisemitismo o promoción de ideas antisemitas en el mundo.

Muchos países, sobre todo de Europa, tienen explícitamente al antisemitismo y a la negación del holocausto considerados como ofensas. Enre estos países se encuentran Rumanía, Méjico, Suiza, Francia, Suecia, Austria, Letonia, Bélgica, Alemania, Eslovaquia, Polonia, Italia, Luxemburgo y España.
Las penas por manifestación de negación del genocidio judío o la exaltación del antisemitismo son distintas en cada país, aunque destaca Austria, donde alguien puede estar hasta veinte años en prisión por fomentar estas ideas.

En otros países no se refieren explícitamente al antisemitismo o la negación del holocausto, pero tienen otro tipo de legislaciones, como en Gran Bretaña que tienen una legislación general sobre el racismo y la discriminación.

En cuanto al despliegue público, uso o distribución de símbolos nazis sólo está prohibido en cinco países, pero cada uno de éstos tienen sus diferencias.
En Brasil desde 1989 está prohibida la manufacturación, el comercio o la distribución de esvásticas para fomentar el nazismo. Si se quiebra la ley, la persona podrá ser condenada entre dos o cinco años de prisión. En Hungría tienen una legislación parecida a la brasileña, pero no hay pena de cárcel, sino tan sólo una multa.

En Dinamarca son más indulgentes y usar o vestir símbolos nazis no es delito, mientras que no sea con intención de perjudicar algún grupo específico. Es decir, si alguien tiene el valor de disfrazarse de Hitler por carnavales lo puede hacer.

El código penal francés también considera como ofensa penal el uso de motivos nazis. Alemania incluye la prohibición del uso de símbolos y lemas nazis en su legislación contra la negación del holocausto. Aunque yo considero que la ley alemana tendría que ser actualizada, ya que los neonazis alemanes ahora usan otros símbolos para saltarse esa prohibición.

La ley española determina que un crímen por razones racistas, antisemitas o de otro tipo están penados con penas de prisión. Lo que es una contradicción es que se prohíban ese tipo de crímenes, lo cual es más que lógico, pero luego que se permita el uso de símbolos nazis o fascistas en el país donde estuvo casi cuarenta años la dictadura franquista.

Da miedo pensar que no quieren que cometan unas ilegalidades, pero sí dejan que se planten las semillas que tendrán a estas como fruto. Y más miedo da al ver que son las juventudes del partido gobernante los que alaban esos signos.


miércoles, 4 de septiembre de 2013

Vacaciones en el norte 17 "Carta y fin"

Eran las once de la mañana y ya la luz del sol atacaba con fuerza las cortinas que había en las ventanas de mi habitación. Micael estaba dormido aún, hecho un gurruño con la manta. Su esbelto cuerpo estaba indefenso y cansado tras una noche de pasión. Esa pasión que había compartido conmigo por primera y última vez.

Finalmente salió de su dulces sueños. Cuando abrió los ojo y vio que no estaba al otro lado de la cama, se lavantó. Miró en toda la casa, que al no ser muy grande no le costó mucho dar un rastreo por ella.

—¿Micael?—gritó, al ver que a no ser que en la casa hubiese una habitación secreta, yo ya no estaba.

Lo cierto es que ya no estaba, ni mi pequeña casa asturiana, ni en ese pueblo, ni tampoco en Asturias. Iba dirección contraria hacia donde estaba él. Al final vio una carta que ponía su nombre en letras grandes. En cuanto la vio, procedió a leerla.

Querido Micael,

Te dejo esta carta para pedirte perdón y para explicarme de lo que he hecho esta mañana. Después de que te durmieses, llamé a Mara. Le conté lo que había sucedido entre nosotros—tranquilo, ella es de plena confianza, nunca diría nada— y le dije que necesitaba ya volver a Madrid.

Ayer no estaba dormido cuando me dijiste que me querías. Por favor, no pienses que me ha hecho irme, pero en parte sí ha sido por ello, pero no porque quieras sin más, sino porque cuando me lo dijiste, me di cuenta que yo también te quería.

Es de cobardes huir de lo malo, pero más lo es huir de lo bueno. En este caso he sido lo más despreciable que se puede ser. Me he marchado por miedo a volver a sufrir por alguien, a despertarme cada día a tu lado, pero tener la sensación de que eso tuviese fecha de caducidad.

No sé si volveré a dejarme amar, pero hoy por hoy creo que eso sería veneno para mí. Ahora no necesito nada más que a mi amiga Madrid para volver a hacer vida normal y a enfrentarme de los problemas de los que huí cuando fui a Tazones. La verdad es que soy un fugitivo de todo sitio al que paso.

Te he dejado al lado de las cartas unas llaves. Por favor, trasládate aquí. No sé cuándo volveré y creo que tu situación en casa con tu madre es demasiado horrorosa. No me lo dijiste, pero sé que la odias y que el último motivo por el que sigues en este pueblo es porque quieres mantener a tu hermana y que no corra tu misma mala suerte. Creo que tu bondad es una de las cosas que tanto me atrajo de ti.

No pienses que has sido un capricho de verano. Nunca lo hagas. Alguna vez volveré y te prometo que nos volveremos a ver. Lo nuestro sólo es un punto y seguido de una historia que continuará, si tú quieres, cuando me vuelva a sentir seguro de confiar en alguien.

Por todo Micael, gracias por existir. Tú has sido la guinda de la copa. Aquella persona que necesitaba conocer y que estaba a quinientos kilómetros. A esa persona que nunca olvidaré y que volveré a ver. Estas son las Vacaciones en el norte que deseaba y jamás creí poderlas tener.

Te quiere:

Tu madrileño, Leo



FIN



lunes, 2 de septiembre de 2013

Vacaciones en el norte 16 "Libro abierto"

La noche la pasé llorando desconsoladamente. Sin ganas de nada, que no fuese soltar lágrimas. Por la mañana me visitó Mara con churros. No me acordaba que todo había pasado tan rápido y que ella no sabía nada. Aunque sé que dentro de ella había un "Te lo intenté advertir", no me dijo nada, tan sólo me abrazó y me animó.

—¿Ahora qué piensas hacer?

—¿Pensar? Descubrí ayer que nunca he pensado. ¿Hacer? Lo que voy a hacer es quedarme aquí. Recuerda que este pueblo es mi guarida y que haya sido violada durante unos días no quiere decir que no lo siga siendo.

Sonrió y se alegró porque creía que con eso me refería a que iba a seguir allí.
—Aún así, ya es primero de septiembre. En pocos días tendré que volver a Madrid. Tengo mi vida allí, tanto las cosas buenas como las malas.

—Lo entiendo...—contestó resignada.

—Había pensado que cuando volviese, vinieses conmigo una temporada al menos.

—¿Perdón?

—Lo que oyes. Puede parecerte una locura, pero no te vendría mal volver a una gran ciudad. Has vivido en París y además sabes idiomas. Seguro que en algún sitio te contratarían y ya tenía hablado el alquiler de un apartamento. ¿Así que por qué no te animas y te vienes a vivir conmigo en Madrid?

—Pues me encantaría, quiero decir, no me parece mala idea, pero déjame pensarlo.

Asentí, aunque estaba bailando una sardana en mi interior. Sabía que estaba igual de eufórica que yo por dentro y que se vendría conmigo. Me alegré porque una amistad tan buena no se encontraba todos los días y sabía que no podía estar en ese pueblo un año entero por mucho que allí tuviese un plato de comida asegurado.

Mara se quedó a comer y después se tenía que ir con su padre a un mercado central cercano a Gijón para comprar algunas cosas para la taberna del hostal. Insistió en quedarse, pero me negué a ello. No quería ser un lastre para nadie por estar con los ánimos bajos y además necesitaba un poco de soledad.

Me pasé toda la tarde en la cama. Si salía, me encontraría con alguien y me empezaría a preguntar de mi "amigo" Roberto y no quería que me recordasen lo que había pasado, aunque no fuese intencionadamente.
Cuando el sol empezó a esconderse, salí de casa. Ya las noches empezaban a refrescar más de la cuenta y era la hora de la cena, así que tenía aseguradas unas calles vacías para mí. Fui a la playa, donde me quedé mirando las estrellas y una luna menguante llena de luz.

Empecé a llorar otra vez. El ruido de las olas silenciaban mi derrumbe. No sabía cómo podía haber confiado en la persona que me había hecho tantísimo daño. Sabía que me haría daño, pero por estupidez esa noche dejé de pensarlo. Si no hubiesemos tenido que ir a mi casa a curarle la herida nada hubiera sucedido. Chusa me habría llamado por la noche, me enteraría de lo que realmente había pasado y le hubiese echado de mi casa sin sentirme tan sucio y estúpido como lo hacía ahora.

—¡Leo! ¿Qué te pasa?

Una voz grave apareció y en un momento di un brinco.
—Ah. Hola Micael. No, tranquilo es que me había acordado de algo no muy...

—Agradable—me completó al ver que no era capaz de terminar la frase.

—Sí, se podía decir así.

—¿Y tu amigo Roberto? ¿Se ha quedado en casa?

—No,—Ya tenía que salir él en conversación—se fue ayer por la noche.

—Vaya. Así que él ayer se fue  y hoy estás tú llorando aquí. Qué curioso.

—¿Qué quieres decir?—contesté molesto. Me estaba resultando impertinente.

—Vosotros,—se sentó en la arena mirando al cielo como yo no hacía mucho rato estaba haciendo—tenías algo ¿Verdad?

Sin comerlo ni beberlo, me estaba diciendo que creía que eramos gays. A cualquiera en ese pueblo que se lo hubiesen insinuado ya tendría su puño en la cara de Micael. ¿Por qué me lo preguntaba? Tampoco tenía una relación tan buena como la que tenía con Mara, aunque habíamos hablado unas cuantas veces.

—Fuimos pareja durante dos años. Él vino a solucionar todo, pero me enteré de algo que hizo que le tuviese que decir que se largase.

—Lo siento—musitó.

—Es igual,—intenté quitarle importancia—le dejé porque no era alguien de fiar y nunca lo será.

Nos quedamos los dos callados. Estaba esperando a seguir la conversación. A componer frases lógicas y acertadas, a reorganizar todo un poco.

—Micael, ¿Por qué creías eso de Roberto y yo?

Me miró y empezó a reírse entre dientes. Yo no sabía qué tenía tanta gracia.
—Así que no te acuerdas, ¿no?

—¿De qué?—no me gustaba la información de más que tenía a su beneficio.

De repente sus gestos cambiaron e hice una recomposición de cuando fui a Oviedo con Mara. No bailé con ningún chico. No tenía ninguna necesidad con ninguno. Con ninguno, excepto con uno que me miró y empecé a seguirle y que me dio un beso y se fue.

—El chico del "Adán y Adán" eras tú...

—Así es, Leo.

—¿Por qué no me hablaste de ello cuando volví?

—Porque necesitaba hablar contigo, a solas, sin orejas que nos espiasen. Mi vida está en este pueblo y se complicaría mucho si lo supiesen. Tenía que andar con pies de plomo y al verte el día de la barbacoa con ese chico, mi idea de intentar hablar contigo se borró de mi mente. Me fijé en cómo te miraba y por eso me limité a suponer que habías pasado de mí. No sabía que no te acordabas, sino que simplemente había sido un error lo del beso, producto de una borrachera demasiado pesada.

Ya aquel chico ,que antes me parecía misterioso, se había convertido en un libro abierto. Así intentaba repeler a las chicas de su alrededor y por éso la única novia que había tenido se puso a llorar cuando la dejó, le dijo que era gay y se sentó ofendida. No era más que un chico ,que no había tenido mucha suerte, que una vez tuvo la oportunidad de salir de allí, pero la muerte de su padre, junto a una madre anclada en costumbres demasiado desfasadas, le postró a una vida sin las libertades que él necesitaba.

—Si te digo la verdad—comencé a hablar—, desde el primer día que te vi de lejos, me había fijado en ti. Tenía una mala obsesión contigo. No sé por qué, pero el hecho era así. Siempre he sido muy cauto e intentaba pensar en otras cosas, aunque durante todo este verano siempre te he tenido algún rato en la cabeza—ya estaba sonrojado con los ojos sobre la arena, cuando me giró la cara y me besó.

Fue un momento que sí sabía que deseaba, que pasase. Era lo que creía que no sucedería nunca, pero al final había pasado. No sabía qué hacer, pero él no estaría mucho tiempo tranquilo en la playa, siendo el objetivo de cualquier mirada curiosa que apareciese.

—Vámonos a mi casa—le dije.
Él aceptó y nos dirijimos a ella. Allí nos seguimos bebiéndonos a besos y cenándonos a caricia. Cada vez íbamos con menos ropa hasta que llegamos desnudos ,piel con piel, a la cama. La intensidad con la que hicimos el amor y la ternura que compartíamos hizo vibrar al oscuro cielo de la noche.
Todo sobraba, incluso las sábanas. Sólo necesitabamos nuestros cuerpos y almas para ser felices.

No sé muy bien cuánto tiempo pasó, pero cuando dejamos de hacer delicias, nos abrazamos como dos enamorados. Cuando estaba a punto de dormirme, Micael me dijo algo.

—Leo, ¿estás despierto?

No contesté y me hice el dormido, pero él me acariciaba el pelo mientras me dijo una última cosa que me marcaría.

—Te quiero.

Esas palabras hicieron muchas cosas en mi interior. Lo primero fue que me plantease muchas cosas. Sabía que había hecho bien lo de esa noche, ¿pero yo le quería? Esa pregunta, que se convirtió casi en existencial ,hizo que le diése muchas vueltas en la cama hasta que Micael se quedó dormido y me levanté para hacer una llamada.

—¿Leo? ¿Qué haces llamando a estas horas?

—Hola Mara, tengo que hablar contigo de una cosa importante...



domingo, 1 de septiembre de 2013

Vacaciones en el norte 15 "Amiga cotilla"

Cuando me desperté era de noche. Al primer momento no sabía qué había hecho antes de dormirme y me sobresalté al ver a Roberto a mi lado. Luego recordé qué había pasado. La comida en el merendero, su caída y finalmente cuando acabamos en casa para curarle las heridas que se había hecho. Irónicamente, la venda que tenía en la pierna era el único trapo que cubría su cuerpo desnudo.

Sabía que una parte de mí quería volver a sus brazos, pero no quería que pasase lo que al final había sucedido. No tenía ganas de pensar en lo que había hecho. Me daba igual si estaba bien o mal, ya tendría tiempo para meditar sobre ello. Ahora no tenía más ganas que estar tranquilo y prepararme algo en la cocina para mi estómago agonizante.

En la cocina saqué un par de huevos para hacerme una tortilla. Mientras los batía, escuché mi teléfono sonar en el salón. Fui corriendo a contestar. Supuse que eran mis padres, pero para mi sorpresa era Chusa.

—¿Sí?—pregunté, aunque ya había visto en la pantalla del teléfono su nombre.

—¡Hola Leo! Soy Chusa, ¿Qué tal estás? Sé que estás en un pueblo de Asturias, pero no sé nada más de ti. Te he hablado mil veces por WhatsApp y no me contestas.

—Ya, es que la cobertura aquí es malísima...

—Bueno no pasa nada, tonto. ¡Te tengo que contar una cosa!

No era para sorprenderme escucharla decir éso. Siempre que me llamaba era para contarme algún chisme, rumor o desgracia ajena. Chusa tan sólo era una amiga para salir de fiesta, que no podía mantener nunca la boca callada, por lo que se convertía en la última persona a la que le contaría un secreto.

—Bueno mujer, pues haz de tripas corazón y cuéntamelo.

—Vale, vale. Creo que esta noticia te va a gustar. ¡Tu exnovio Roberto lo ha dejado con su novio!

—¿Sí? Vaya, no sabía nada—volví a mentir. Me haría gracia que ella pudiese ver que de quien hablaba estaba ahora mismo dormido en mi cama. Me salió una pequeña carcajada al pensarlo.

—Y lo mejor es que el novio le ha dejado para irse con otro.

—¿Cómo?

—Lo que te digo. Fue enterarme de la noticia y quedarme boquiabierta. Pero me alegro por ese hijo de puta después de lo que te hizo.

—No puede ser...—musité.

—¿Perdón?

—No, nada. Que muchas gracias por contármelo. Tengo que cenar, ya nos veremos cuando llegue a madrid. Un beso.

Colgué el teléfono y acto seguido me derrumbé en el suelo. Pensativo, con los ojos como platos. Estaba impactado por lo que acababa de oír. No me lo podía creer. Había sido tan despreciable como para mentirme y decirme que él era quien le había dejado y era por mí.

Me levanté, lleno de furia y fui a la cama. Él ya se estaba despertando. Cuando llegué, terminó de abrir los ojos al ver qué había encendido la luz.

—Hola...

—Coge tus cosas y vete de aquí—le solté sin rodeos-

—¿Cómo?

—¡Que te vayas de aquí!—empecé a gritar—¡Ya lo sé todo! ¡Ya sé que eres un mentiroso y que me has engañado en todo otra vez!

Se quedó paralizado y su tez se volvió blanca.
—Leo, no es lo que piensas. Te lo puedo explicar.

—¡No, no puedes, vete ya!

Le tiré su ropa a la cara y mientras se vestía, seguía insistiendo en que le escuchase. Yo lo único que hice fue empujarle hasta la calle en cuanto se vistió y mis únicas palabras hacia él fueron que se largase de este pueblo y que no quería volverlo a ver nunca.

En cuanto se fue de mi morada y de mi vida y estaba ya sólo, empecé a llorar. Lastimado, toreado y ,lo que más me dolía, engañado de nuevo por él.







domingo, 4 de agosto de 2013

La marca España que nos han impuesto

El ministerio de Exteriores tuvo una gran idea al fomentar una política para el reconocimiento de la imagen del país en el exterior, la cual denominaron como marca España. Este pomposo proyecto que más que mejorar la imagen de España, se limita a ser un proyecto plenamente populista con olor a patriotismo rancio que no sirve para nada.

El mismo gobierno que saca a la gente a la calle por recortes de becas educativas, hace reformas de las pensiones con aseguradoras y expulsa a inmigrantes de la sanidad pública tiene el valor de querer poner una máscara de prosperidad que no hay por ninguna parte, porque ellos se la están cargando.

Miles de jóvenes (y no tan jóvenes) se están yendo de España porque aunque estén bien formados, su país no les da trabajo y se tienen que ir con una formación excelente para muchas veces acabar poniendo copas en un bar de Alemania.

Para más inri el presidente del gobierno está envuelto en el caso de los maravillosos sobres de Luis Bárcenas. Un primer ministro que de cualquier país europeo ya hubiese dimitido. Resiste en su puesto porque tiene una mayoría aplastante en el congreso, con la cual se escuda, pero no cae en que nadie le votó sabiendo que estaba untado, ni sabiendo cuál era su verdadero y doloroso programa electoral que ahora está imponiendo.

Lo primero para tener una buena imagen es contar con dirigentes valerosos, no con un presidente que no responde a preguntas y hace ruedas de prensa que los periodistas tan sólo pueden seguir por una televisión de plasma. Tampoco hace ningún buen efecto que comparezca en el congreso por los escándalos de los sobresueldos cuando se ve acorralado.  Ni mucho menos, que informase del rescate bancario una mañana y que la misma noche se fuese a ver un partido de fútbol.

Este país parece un cachondeo, pero no por sus ciudadanos, sino por sus dirigente. Este gobierno no tiene credibilidad. Si tuviese una poca de decencia y fuese realmente patriótico y españolista como se autoproclama, el presidente y el resto del ejecutivo ya hubiese dimitido y convocado elecciones.
Pero como no pasa nada, hasta nuevo aviso la única Marca España que habrá será la de chiringuito, playa, sangría y pandereta.

sábado, 3 de agosto de 2013

Vacaciones en el norte 14 "La piedra"

—¿Estás seguro de lo que has hecho?

—No lo sé, pero es lo que al final he hecho.

Cuando le conté a Mara la mañana siguiente que le dije a Roberto que se quedase, creyó que me había vuelto. Poco después me dijo que yo era libre de lo que hacía y de quien tendría que asumir consecuencias. Finalmente su mirada acabó convirtiéndose en una mezcolanza de pena y empatía.

—Le he dicho que venga a la barbacoa de hoy.

—Pero aquí no hay nadie que sepa que tú eres...
La miré con cara de extrañeza. Qué pasaba si se enteraban de que era homosexual. Al fin y al cabo, eso no iba a cambiar mi forma de ser.

—Leo, no me mires así. Estamos en un pueblo en medio de la nada. Ésto no es Madrid. Por mucho que tengan tu misma edad, no han dejado de criarse en un pueblo. La mayoría de ellos apenas han salido de aquí. Nunca sabes cómo puede reaccionar la gente, algunos puede que al principio no te quieran dirigir la palabra y otros que no quieran ni estar a tu lado.

—Tienes razón, pero ahora mismo Roberto y yo somos tan sólo amigos. No deben por qué saber nada.

—Sólo amigos, pero de momento.

—No me voy a liar con él y mucho menos delante de todo el mundo, ¿Vale?

—Vale, vale. ¡No te pongas así tigretón!

Me reí. Su postura parecía la de una persona que acababa de ser apuntada por un arma.

—Bueno, venga. Vamos ya al merendero que tengo que llevar el carbón para la barbacoa.

—Ve tú sola. Tengo que esperar a que venga Roberto.

—¿Cómo? ¿Me vas a dejar ir sóla? A ver si me van a hacer algo, que soy una muchacha de buen ver...—me miró con cara de perrito triste para darme pena.

—Anda, que él no conoce el pueblo. Tú te has criado aquí y la mayor amenaza que puedes tener es la de un viejo verde con poca fuerza para mantenerse en pie y menos para aprovecharse de una chica con tal mal genio como tú.

—Qué encantador eres cuando quieres—dijo con tono sarcástico—. Me voy ya, que Micael traía sardinas y el fuego tendrá que prepararse antes de que llegue.

—¿Viene Micael?

—Como siempre. Es muy raro, pero es muy majo y siempre sale con nosotros si ya lo sabes. Bueno me voy, ahora nos vemos.
Salió de casa y ni la saludé. Me quedé paralizado al oír su nombre. No sé lo que me pasaba con él aún. Nunca me había enamorado de un heterosexual ni nada así. Él tenía algo que me seguía resultando irresistible y cada vez lo era más. Obviamente, no estaba enamorado, pero era una sensación nueva que no sabría definir. No era sólo apetencia física, sino algo más que se quedaba parado en un punto, ya fuese por locura o por la poca cordura que me quedaba.

Sin darme cuenta y aún sumergido en mis pensamientos sin motivo de ser, Roberto llamó a la puerta.

—¿Qué haces así vestido?—le miré atónito. Vestía bermudas negras ceñidas, zapatos blancos y camisa beis.

—Lo primero que se suele decir al ver a alguien es Hola. ¿Qué pasa con cómo voy vestido?

—Vamos de barbacoa, te lo dije...

—Sí, pero yo no me voy a poner donde el fuego.

—Ya, pero vamos al campo a comer y tú te has puesto un modelito que se mancha con mirarlo.

—¿Vamos al campo?—me miró como si le hubiese dicho que el presidente había muerto— Creía que sería en algún chalet.
No me pude contener la risa. Cómo podía ser así. Allí sólo había pequeñas casas de adobe. No sé dónde creería que había algún chaletazo para fiestas. Ese despiste e incredulidad, me parecía tierno al venir de él.

—No pasa nada. Vámonos. Ya debe estar casi toda la gente allí.
Cuando llegamos, ya estaban allí todos a punto de comer, así que fue una presentación para muchos espectadores. Le presenté como un "amigo" que había venido de Madrid para pasar unos días.
Le miraron con cara de como si fuese un bicho raro. La verdad es que allí estaba totalmente fuera del cuadro con las pintas que llevaba.

La comida fue bien. Bastante desenfadada. Ya me había acostumbrado a hablar con esas caras y Roberto no tardó a empezar a familiarizarse en aquel ambiente. Él siempre fue el sociable de la relación.
—Micael, me gustan mucho las sardinas que has traído, están riquísimas.

—Gracias, Leo—me contestó desde el otro punto de la mesa.

Ese Gracias me sentó como una patada en el estómago. Era la típica respuesta para quedar bien. En toda la comida sólo me miró cuando llegamos Roberto y yo. Además, siempre me dedicaba una de sus sonrisas. A aquel Micael parecía pasarle algo.

—Me voy detrás de los árboles que me estoy meando—me dijo Roberto mientras se levantaba. Asentí al escucharle.
Por desgracia, la comida fue bien hasta que oímos un grito. Era de Roberto. Fuimos corriendo hasta que llegamos a verle. Se había tropezado con una piedra. Era lo más normal al ir en zapatos por allí. Se había hecho una herida en la pierna y le estaba sangrando, así como otra más pequeña que se había hecho en el brazo.

—Soy un torpe—soltó arrepentido cuando le vimos tirado en el suelo.

—Tranquilo—me ayudaron a levantarlo y le puse uno de sus brazos sobre mis hombros para que se apoyase.

Nos quisieron acompañar, pero les dije que no se preocupasen. Valdría con curarle la herida en mi casa y para eso no se necesitaba una banda de veinte personas.
Cuando llegamos al punto del merendero, vi a Micael de nuevo. No sé lo que le pasaría, pero era el único que no se había movido al oír el sonoro grito. Estaba preocupado por él.
No me paré. Roberto necesitaba un poco de relax después del golpetazo. Cuando antes estuviésemos en mi casa, antes estará tranquilo.

Obviamente, sólo le quería curar las heridas y nada más, o eso creía. En menos de diez minutos ya estábamos en mi morada.
Le eché agua oxigena en la pierna primero.
—¡Joder, no me eches eso, que pica!

—Anda calla quejica, que es agua oxigenada para desinfectarte las heridas—subí la cabeza y le sonreí. Él, aunque envuelto en su papel de tullido por una simple pupa, paró su interpretación para devolvérmela.

—Siempre has acabado cuidando de mí...

—Lo tenía que hacer alguien.

—Sí, pero lo hiciste tú.

No le contesté. Me limité a curarles las dos heridas y a ponerle una tirita en el brazo y una venda en la pierna. Cuando acabé, fue cuando volví a mirarle.
Estaba mirándome fijamente.

—Lo siento mucho, no te merecías lo que te hice.

—Roberto, déjalo ya, lo hecho está hecho y no hay que darle más vueltas.

Fui a levantarme del suelo cuando me cogió del brazo.
—Por favor, deja que lo demuestre.

Sin poder remediarlo, cuando quise darme cuenta me estaba besando. Continué el beso. Me tumbó en el sofá y empezamos a sentirnos, a besarnos, a sumirnos en nosotros mismos como los viejos tiempos.
Le necesitaba. Me odié a mi mismo por haber pensado más de una vez en repetir esos actos con él, pero en ese momento mi cohete había despegado y sólo quería sentir su desnudez y su placer sobre mi cuerpo.

jueves, 1 de agosto de 2013

Vacaciones en el norte 13 "Necesito pensar"

—¿Qué coño haces aquí?
Sin apenas salir del coche, empecé a gritarle, a inquirirle. No sé qué hacía en ese lugar, pero sobraba.

—Te lo puedo explicar. Estaba muy preocupado tras la llamada del otro día y además necesitaba verte.

—¿Verme? ¿A mí?—solté con los ojos inyectados en rabia y lágrimas.
Mara, al asimilar todo lo que había sucedido y deducir quién era aquel que esperaba con maletas en mi hogar estival, decidió meterse en medio.

—Mira, creo que tendrías que irte de aquí. Mañana sale un autobús para Oviedo por la tarde. Mi madre tiene un hostal en el pueblo, me encargaré de que te haga un buen precio.

Roberto la miró con cierta soberbia como si le pareciese que sobraba que ella le mandase lo que tenía que hacer. Pese a todo ello, no puso mucha resistencia para conseguir hablar conmigo.
—No necesito ningún autobús, vengo en coche—señaló un Volvo que había en la parte baja de la calle—, pero me iré allí a dormir. Estoy demasiado cansado para conducir. He visto el hostal al llegar al pueblo, no hace falta que me acompañes.

Levantó su maleta y se fue. Mientras, Mara y yo nos quedamos fijados en cómo se iba, esperando que se fuera y empezar a hablar.
—¿Qué hace aquí? ¿Cómo que te llamó?

Empecé a explicarla la llamada de hace unos días cuando estábamos en la playa. Cuando cogí ebrio ese teléfono que me hundió en la miseria y que no sabía que mi actitu tan pausada tuviese el efecto devastador de su visita.
Mara, absorta, se quedó conmigo para animarme y decirme que mañana Roberto ya estaría fuera de mi oasis asturiano. Quise creerla, pero aquella misma noche cuando dormía unos golpes me despertaron. Alguien estaba tirando chinas a la ventana de mi dormitorio. Fui a mirar y cómo no, era él quien estaba abajo.

—¿Qué quieres?

—Hablar contigo.

—Sabes que yo no quiero. Lárgate a dormir y déjame en...

—Por favor, tengo que hablar contigo—me interrumpió—, baja y damos un paseo.

Medité un momento y ,sin quererlo del todo, bajé. Mi cabeza me decía que no bajase, pero como de costumbre escuché al idiota de mi corazón, que aún latía más rápido cuando él estaba cerca.
Fuimos dando un paseo por las adoquinadas calles de Tazones hasta llegar a la plaza del pueblo, vacía en esas horas intempestivas. Nos sentamos en un frío banco de piedra que tardó en calentarse tras sentarme y que casi me da una tiritera.

—Habla, ¿Qué me tienes que decir?

—Leo, he dejado a Fran....

—¿Cómo?—Me quedé sobresaltado.

—Sí, que lo he dejado. Ya no era igual y bueno...

—¿Bueno qué?

—Que le he dejado por ti, Leo.

Me convertí en un mudo. No podía ser que aquel que me había dejado por otro, ahora quisiese volver conmigo.

—No sé qué decir...—contesté tras unos minutos de silencio intenso.

—Lo entiendo. Quizás este viaje haya sido un error y sobre todo tras tantos meses. Mañana me iré y no te molestaré más.
Se levantó y empezó a andar.

—¡Roberto espera!

Se paró al escucharme.
—Quédate unos días más. Necesito pensar.

Se giró, me sonrió y sin decir nada más se fue.
Yo mientras, no sabía qué estaba haciendo, tan sólo lo que sentía en aquel instante.



sábado, 15 de junio de 2013

¿Cuántos diputados tendría cada partido con un reparto equitativo de los votos?

En España siempre ha habido un debate en torno a la ley electoral. Los partidos mayoritarios,
PSOE y PP, han defendido tradicionalmente esta ley. Los partidos minoritarios nacionales, por el
contrario, siempre han estado en contra de ésta.
La ley electoral vigente desde la reinstauración de la democracia ,hace ya más de treinta años, fija
que las circunscripciones electorales son las provincias y que cada una, según la cantidad de
habitantes, elige a un número determinado de diputados. Izquierda Unida y UpyD, partidos
minoritarios nacionales, se quejan de que el actual sistema de votos beneficia a los partidos
nacionalistas y a los dos partidos más grandes. Por otro lado, el Partido Popular, que ganó las
últimas elecciones generales, ha rechazado tal afirmación y ha defendido tal sistema electoral como
justo y equitativo.
Para ver quién lleva razón, he decidido mirar por una parte, el número de votos que tuvo cada
partido en las últimas elecciones de 2011 y los resultados oficiales del número de escaños que cada
partido consiguió con el sistema electoral vigente. Y por otra parte, basándome en los votos de las
últimas elecciones, calculé el número de diputados que tendría cada partido con el sistema más
equitativo posible, que según considero, sería aquel que considerase España como una
circunscripción única. Me basé en el Congreso de los diputados y no en el Senado también, por
considerar que el primero es el órgano parlamentario más importante.

RESULTADOS OFICIALES DE LAS ELECCIONES GENERALES DEL 2011 PARA EL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
El sistema electoral español fija cincuenta y dos circunscripciones para la elección de sus
representantes. En las últimas elecciones generales, el Partido Popular obtuvo mayoría absoluta con
10.830.693 de votos y 186 diputados, mientras que el PSOE pasó a ser el primer partido de la
oposición con 6.973.880 y 110 diputados.

La tercera fuerza política, fue Convérgencia i Unió con 16 diputados y 1.014.263 diputados. La cuarta fuerza con más representación fue Izquierda Unida con 11 diputados y 1.680.810, siendo curiosamente el tercer partido en número de votos, pero el cuarto, pero el cuarto en número de escaños. También es destacable que Unión, Progreso y Democracia tenga más votos que CiU, pero es superado por Amaiur, que tiene 333.628 votos y 7 diputados, mientras que UpyD con 1.140.242 de votos obtuvo tan sólo cinco diputados. Muy subrayado también fue que el partido verde EQUO, sólo obtuviese un diputado por Valencia con el partido Compromís, pero que no obtuviese ninguno más, pese a haber conseguido 340.926 por toda la geografía española.





Analizando los datos, parece que el reparto equitativo de escaños con el actual sistema electoral es poco equitativo. Casi 900.000 votos fueron votos sin representación ,es decir, no valieron para darle representación a un partido.
A continuación, veremos cómo serían los resultados de las últimas elecciones con un reparto equitativo de votos .



RESULTADOS DE LAS ELECCIONES GENERALES 2011 CON UN REPARTO EQUITATIVO DE LOS VOTOS
Con un reparto equitativo de los votos, entendiendo España como una única circunscripción, pasaría lo siguiente:
El Partido Popular, seguiría ganando las elecciones, pero pasaría de tener la mayoría absoluta de la que ahora goza con 186 diputados, a quedarse con una mayoría simple, aunque holgada de 161 diputados. El Partido Socialista también perdería diputados, quedándose con 103 diputados, frente a los 110 que tiene actualmente. Por separado, el PP sería el partido más dañado, perdiendo veinticinco diputados y el PSOE, aunque también disminuiría con siete diputados menos.

CIU pasaría de 16 a 15 diputados y Amaiur pasaría de siete a cinco diputados. Sin embargo, PNV, Coalición Canaria(CC) Foro Asturias(FAC) mantendrían sus mismos diputados ,con cinco, dos y uno respectivamente, y BNG obtendría un diputado más consiguiendo tres diputados, tal y como le pasaría también a ERC, que se quedaría en cuatro. Incluso el Partido Andalucista(PA), entraría con un diputado en el congreso, aunque no gozaría de la misma suerte el partido navarro Geroa Bai, que perdería su único representante en el parlamento.

Izquierda Unida y Unión, Progreso y Democracia dispararían su representación. IU pasaría de once a veinticinco diputados y UpyD pasaría de cinco a quince. EQUO pasaría de uno a cinco diputados e incluso partidos que hasta ahora nunca habían estado presentes en el parlamento, entrarían con un diputado, que sería el caso del partido animalista PACMA y de Escaños en Blanco (EB).

Analizando estos datos, las conclusiones que se pueden obtener son que los partidos nacionalistas no sufrirían una importante pérdida de diputados, ya que en su conjunto sólo perderían un par de representantes. Quienes sí perderían muchos diputados serían el PP con 25 diputados menos, perdiendo su mayoría absoluta, y el PSOE perdería siete diputados. Los dos partidos juntos perderían treinta y dos representantes.

Quienes conseguirían mucha más representación serían aquellos partidos minoritarios de ámbito nacional. Lograrían más de treinta representantes más y pasaría a ser muy relevantes en la negociación de pactos. PP y PSOE son las únicas fuerzas que se ven realmente beneficiadas con el sistema electoral actual, pues les permite pactar con la derecha nacionalista, CIU y PNV, a cambio de traspaso de competencias a sus autonomías, pero sin tener presiones para realizar determinadas políticas a nivel nacional, ni tener que ceder ninguna cartera. Pero en el caso de pactar con IU y UpyD, se verían obligados a modificar y llevar acabo otras propuestas, que no son las suyas, además de tener un mayor control, tanto en el parlamento, como dentro del gobierno, pues posiblemente éstos sí que pedirían tener representación en el ejecutivo.

Esta ley electoral sólo beneficia a potenciar el bipartidismo y a que los dos partidos mayoritarios sean perpetuos. Es posible que haya otras fórmulas para que siga habiendo varias circunscripciones, sin que éstas afecten a los que realmente votan los ciudadanos, pero lo que es imposible, es que con tantas circunscripciones, haya un reparto equitativo de los votos, tal y como un estado democrático debería defender.

martes, 11 de junio de 2013

Vacaciones en el norte 12 "Felicidad pasajera"

—¡Venga, vamos! ¡Tenemos que salir ya!

—Déjame que estoy muy agustito...

—¡Pues tú sabras, pero como no salgamos antes de las once, nos cobran otra noche!

—Vale, vale, ya me levanto—salí de un brinco de la cama. Me costó trabajo mantenerme en pie con el cansancio y todo lo que había bebido esa misma noche.

Nos vestimos rápido sin apenas parar. Mara era la única de los dos que hablaba y siempre era para meterme prisa. Después de todo, nos dio tiempo a vestirnos y salir de allí.
A las once menos cinco estábamos en recepción entregando las llaves.
—¿Qué tal la noche? ¿Ha sido de su gusto?—Nos dijo la recepcionista con la ceja derecha levantada. No podía ser, creía que eramos una pareja.

—Ah no, si no somos...

—¿Cómo que no?—me interrumpió Mara con un codazo en el costado—Cariño, ha sido perfecta, no mientas. Tienen una posada muy íntima—sonrió a la recepcionista.

—Vaya muchas gracias, me alegro de que nuestros servicios hayan sido de su gusto—le devolvió la sonrisa.

—Bueno cielo, vayámonos ya—dijo cogiéndome de la mano.

—Va... vale—tartamudeé.

En cuanto salimos por la puerta, nos empezamos a reir.

—¿Pero qué coño? ¿Qué se te ha pasado por la cabeza?

—No me culpes a mí, culpa a los hombres que no quieren pasar la vida conmigo y me obligan a montar estos espectáculos—se echó las manos a la cabeza de manera teatral.

—¡Puta loca!—me eché a reír

—Shhh, a callar. Vamos al coche.

Nos metimos en el coche. Tuvo que girar un buen rato la llave de contacto para que el coche arrancase. En cincos minutos ya etábamos en medio de la carretera, rodando y rodando por carreteras serpenteantes.

—Bueno, ahora cuéntame—giró durante un momento su cabeza hacia mí—, ¿Quién era el de ayer?

—¿Qué?—pregunté extrañado, pero acto seguido me dí cuenta a quién se refería—Vale, ya sé de qué hablas.

Se echó a reír, tuvo que parecerle graciosa la situación, supuse, pero a mí me resultó muy extraña.

—Y dime, ¿cómo se llamaba?

—Pues no lo sé...

—¿No lo sabes?—se volvió a girar—¿Pero qué tipo de pelandrusca se esconde detrás de ti, Leo?—soltó con malicia.

—Mira estaba fatal. No sé lo que hice, pero por algún motivo me fui corriendo hacia él cuando ya se iba y justo cuando ya iba a salir, nos besamos. Fue muy raro.

—Vaya... Pues sí que es raro—soltó con toda la naturalidad del mundo—. Personalmente, creo que el beso fue especial.

—¿Por qué?

—Porque desde que pasó eso, no has parado de sonreír ni un solo momento.

Tenía razón, me encontraba como nuevo por dentro. Como si mi espíritu hubiese renacido. ¿Desde cuándo podía hacer eso un beso? En mí era la primera vez que lo hacía.


—Ya estamos en casa—soltó Mara. Ya estábamos de vuelta en Tazones. Se acercó a mi casa. Para mi desgracia, allí había alguien que no me quería encontrar ni aquí ni en ningún sitio. Aquel que me dejó hundido en la miseria y se acabó yendo con otro: Roberto. Sólo con verle, mi sonrisa se cayó de mi cara y los problemas que quise abandonar volvieron a surgir.

domingo, 26 de mayo de 2013

Vacaciones en el norte(11) "Adán y Adán"


De las pocas cosas que no me gustaban de Asturias, se colocaban primer puesto sus carreteras. Eran curvas y curvas rodeando las montañas de los picos de Europa. Era terrorífico cada vez que veías a lo lejos aparecer por una curva a un coche. Parecía que se iba caer entre aquellos giros tan cerrados.

Para colmo, esa noche hacía un calor infernal. Estábamos Mara y yo en su coche, un Renault rojo de aquellos versión lata sin aire acondicionado ni nada parecido. Creía que no llegaba a Gijón vivo.

La gran idea de Mara era ir un bar de ambiente de Gijón. No estaba lejos, a tan sólo unos cuarenta kilómetros, pero las altas temperaturas, la falta de oxígeno y el mareo que me producían esas carreteras en zigzag me hacía arrepentirme de ese viaje.

A mí particularmente los bares de ambiente nunca me han gustado. Siempre que he ido a algún sitio de ésos y ver a tanto tío liándose sin conocerse me ha dado algo de repugnancia. Los seres humanos tenemos necesidades naturales como animales que somos, pero no es mi estilo desfogarme con alguien que no quiero, no conozco y a lo mejor ni me sé su nombre. Aunque no esté de moda, no me avergüenzo al decir que el sexo sin amor para mí no vale. Necesito querer a alguien para juntar nuestros sentimientos y nuestros cuerpos.

Pero Mara había insistido porque, según ella, yo lo que necesitaba era conocer a alguien. A lo mejor en eso tenía algo de razón. Tras Roberto no había conocido a nadies más y encima su llamada de hace unos días me había dejado bastante tocado.

—Ya estamos

—Por fin…—Exhalé al abrir la puerta de la coche intentando absorber todo el oxígeno que pudiese.

Me había puesto una camisa blanca, unos pantalones piratas y unas sandalias. Mara cuando me vio se horrorizó. Ella iba muy elegante con un vestido color vainilla, para mi gusto más para una boda que para irse de fiesta. Creía que no me iban a dejar pasar por ir como iba. Pero yo estaba seguro que lo harían: Un chico joven y guapo siempre se le deja entra en un bar de ambiente, aunque vaya en pijama.

Ya estábamos frente  a la discoteca, que en un rótulo de neón de color verde encima de la puerta ponía “Adán y Adán, Men’s bar”. Íbamos a entrar cuando un gorila, el doble de ancho y alto que yo, nos echó un vistazo. Se fijó detalladamente en cómo iba Mara y a mí ni me miró, hasta que nos dejó pasar.

—No lo entiendo, ¿por qué me ha mirado a mi y no a ti si vas hecho un adefesio?

Me limité a reír. Claramente, estaba acostumbrada a que ella la dejasen pasar de cualquier manera en los sitios. Pero no caía en que aquí quien interesaba era yo, no ella.

Justo cuando llegamos, una hilera de hombres me empezaron a mirar. Me sentía como un cacho de carne y no había tardado ni un minuto de cuando pasé.

—Vaya, vaya, si tienes audiencia ,Leo…
—Anda, anda vamos a algún sitio a sentarnos.

—¿Sentarnos? Ni de coña, nosotros vamos a bailar, capullo.

Me cogió y me metió en medio del gentío para bailar. En verdad, no bailaba nada mal. Lo malo es que no dejaban de intentar ligar conmigo. Cada poco tiempo nos interrumpía un tío para invitarme a una copa. Me entraron de todo tipo: Musculosos, gaymers, monos, guaperas, canis, emos, incluso un oso de cuarenta años que me dio bastante grima.

Con todos intentaba ser amable y la mayoría lo entendía y se daba la vuelta bastante rápidamente, pero a alguno le tuve que cortar tajantemente con un “Que te pires, feto”. Podía sonar cruel, pero la única manera de quitármelos de encima.

A Mara no le gustó mucho lo que estaba haciendo. En teoría, estábamos allí por mí. Afortunadamente, no le dio mucha importancia porque nos lo estábamos pasando genial.

Cada vez bailábamos peor, pero el alcohol fluía bastante rápido. No sé cuántas copas bebí esa noche porque perdí la cuenta.

—¡LEOOO!

—¿QUÉ?

—QUE ME VOY AL BAÑO

—¿QUÉEE??

—¡¡QUE ME VOY A MEAR!!

—AH, VALE

La verdad es que no entendí lo que me dijo, pero se fue dirección al baño. Yo estuve ahí bailando sólo entre la gente y música alta a punto de dar un traspiés en cualquier momento. Estaba mucho más bebido que aquel día de la playa.
De repente entró en mi campo visual la cara de un chico que me estaba mirando pero desde una distancia prudencial. Cuando le miré empezó a andar rápidamente.

—¡EH! ¡EH!—Le empecé a gritar, y salí corriendo a seguirle. No sé por qué, pero quería saber quién era y por qué me miraba.

Él sintió que le seguía y empezó a acelerar el paso. Iba de un lado para otro para ponérmelo difícil. Tenía que sortear personas y parejas para llegar a él. Finalmente, justo antes de que saliese del bar, le alcancé.

Le cogí del brazo como única manera que veía de pararle justo cuando estaba al lado de la salida. Fue entonces cuando se giró y aquel desconocido me besó. Me dejó paralizado y más atontado de lo que ya me había dejado el alcohol.

Aquel a quien perseguí y me regaló sus labios, pasó la puerta de salida sin decirme por qué huyó de mí y por qué al final hizo lo que hizo. 

miércoles, 15 de mayo de 2013

Vacaciones en el norte(10) "Zumo de tomate"


Me daba vueltas la cabeza. La noche pasada parecía demasiado lejana y no sabía cuánto tiempo pasaba desde que estaba ahí. Lo único que sabía era que estaba en mi cama llena de mi propio sudor y desnudo, excepto por calzoncillo bóxer que cubría mi entrepierna.
Estaba matado y dolorido. Tenía la sensación de que mi colchón estaba hecho de piedras. Estaba tan incómodo, que me levanté de la cama como pude.

Salí de la habitación y llegué al salón donde la presencia de alguien me sorprendió más de lo que debería haberlo hecho.

—¡AH!—Grité.
No podía ser cierto lo que veía mis ojos. En mi sofá estaba Micael dormido. No tenía ni idea de qué hacía allí y qué había podido pasar la noche anterior para esto. Di tal grito que el pobre despertó de un salto.

 —¿QUÉ PASA? ¿QUÉ PASA?—Balbuceaba exaltado.

—Perdón, perdón… es que me he asustado al verte. Creía que estaba sólo.

—Pues no, no lo estabas… ¿No te acuerdas de nada de anoche verdad?—Me dijo arqueando una ceja.

—Pues no, no me acuerdo, ¿Debería?

—Tal y como estabas sería difícil que cualquiera recordase algo.

—¿Pero qué ha pasado aquí? ¿Por qué estás en mi casa?—Ya me estaba poniendo nervioso. No sabía qué hacía allí Micael y me estaba imaginando suceso muy erótico-festivos que podía haber pasado entre los dos.

—¿Yo? Si me debes una, encima. Ayer te emborrachaste hasta los límites y encima creo que le metieron un poco de hierbita a la shisha. Estabas fatal y bueno te alejaste un momento porque te llamaron al móvil y no sé por qué, pero te echaste a llorar en ese momento—Me miró a los ojos un momento como si buscase una explicación al porqué de mis lágrimas por esa llamada—. Pero bueno que te vi muy mal y te acompañé a casa. —Sentenció.

Entonces me acordé de todo, de la shisha con marihuana a traición, de todo el alcohol que bebí y sobre todo de la llamada de Roberto. Esa llamada me había desconcertado. No entendía que después de tantos meses tras dejarme tirado, quisiese volver conmigo. Pensar en ello dio aún más dolor a mi pobre cabeza, que ya estaba bien aquejada por la resaca.

Me empecé a tambalear, me dolía todo el cuerpo y no aguantaba más de pie. Parecía un árbol víctima de un viento feroz que intenta arrancarle de cuajo las ramas.
Micael fue a por mí y me llevó a que me sentase en el sofá.

—Venga ponte aquí que te voy a preparar un zumo de tomate, que es mano de santo para la resaca.

Tal fue mi expectación al verle en mi casa que no me había dado cuenta de que estaba en ropa interior. Llevaba unos slips blancos. La verdad es que se le notaba todo y no dejaba nada a la imaginación.
Tuve que coger un cojín, pues al parecer no eran sólo mis ojos a los que les había gustado tal escena.
El rato que estuve sólo en el salón no sabía qué hacer. Sentía que había mineros picando piedra dentro de mi cabeza. Maldita resaca, pensé.
Micael se dio bastante prisa en venir. Al parecer era bastante manitas con la cocina.

—Tómatelo entero.

—Pero es que no me gusta el tomate—Se me había quedado la cara agria al probarlo—, está asqueroso.

—Pues el tomate es buenísimo, además no es una verdura, es una fruta si te fijas en sus propiedades. Se le llama hortaliza porque siempre se ha cultivado en los huertos, pero realmente es parte de la familia de las fructosas. Así que venga, trágatelo que sino la resaca te va a durar dos días.

Me lo bebí a la fuerza. No me gustaba nada. A casi toda la gente que no le gusta la fruta, le suele gustar el tomate frito y el ketchup, o al menos el ketchup. Pero yo, como para todo, era único y no me gustaba absolutamente nada que llevase tomate, aunque fuese una salsa que tuviese más aditivos y colorantes que tomate.

—Más vale que se me pase.

—Ya verás que sí—Me dijo con una de sus perfectas sonrisas.

—Muchas gracias por hacerte cargo ayer de mí.

Se limitó a sonreírme al modo de un No-hay-de-qué.

Se había portado tan bien. O mejor dicho, se portaba tan bien conmigo siempre. Después de lo que le solté lo de sus escapadas misteriosas, no me guardaba ningún rencor. Me seguí sintiendo aún mal por ello. Pero él, con una ternura digna de estudio, lo había olvidado.

¡BRRRR! ¡BRRRRR!
—Ése es mi móvil.

—Pero si estamos en otra habitación, cómo se puede escuchar la vibración hasta aquí…—Dijo sorprendido. Mi Nokia del año de la tana sería muy viejo y muy desfasado, pero era más duro y tenía más fuerza que un toro.

Cogí el teléfono y me senté en mi cama, mientras Micael estaba allí con el café con leche que previamente se había preparado en mi cocina.

—Micael, me acabo de despertar, menudo pedo me pillé ayer, ¿Cómo estás?—Como no, era Mara.

—Pues cagándome en vosotros… ¿Cómo coño le echasteis maría a la cachimba? Si estuve todo el rato mirando.

Se intentó aguantar la risa, aunque a mí no me hacía ninguna gracia.
—Bueno, bueno, ya sabes, cada maestrillo tiene su truquillo.

—Sí, ya…

—Anda, no me seas idiota, que fue una broma. Además como compensación se me había ocurrido un plan especialmente hecho para ti para dentro de un par de días.

—¿Un plan para mí?—Solté con cierto sarcasmo.

—Que sí… ¿Te lo cuento o no?

—Venga, vale, soy todo oídos…