lunes, 30 de septiembre de 2013

El Chapero

No era quién para saber, pero tampoco para desconocer. No supo  por qué empezó, ni cuándo acabaría, pero así era su vida. Entre mansiones, cuartos oscuros y habitaciones de hotel se ganaba su sueldo. Siempre a gusto del cliente, que era quien pagaba. Le gustase lo que le gustase, él se lo hacía siempre con el dinero por adelantado.

Era bueno en los suyo, o eso quería creer. ¿Sino por qué iban a recurrir tanto a él? ¿Por su gran personalidad? No. Sabía quién era y no era nada más que aquel que desfogaba cuerpos con mucho vicio y muchos prejuicios, pero con una cartera demasiado rebosante como para poder permitirse sus servicios.

Su bolsa de clientes siempre llenaba su agenda. Los servicios no solían durar demasiado, porque tras acabar de hacerlo, salían despavoridos creyendo que tenían que dejar de solicitar su atractivo cuerpo. En otras, se quedaban un rato tumbados en la cama, contándoles lo dura que eran su vida y lo difícil que era para ellos estar con una mujer a la que no amaban o tener que acostarse a veces con ella. Algunos lo vivían con optimismo pese a todo, pero otros se echaban a llorar.

Todos creían tener tan mala vida que no se paraban a preguntarle qué tal le iba a él. Por qué una persona empieza a poner precio a su cuerpo. Él comenzó con una tontería, la primera vez no sabía ni por qué lo hacía. Después siguió haciéndolo: Le gustaba el sexo y no le importaba sacarle rentabilidad. Pero mientras se hacía más conocido en el mundo del placer, menos le gustaba lo que hacía. Por desgracia, cuando se paró a pensar en acabar con esa vida, también se dio cuenta de que no sabía hacer nada más.

Se había dado cuenta de que se había convertido en un vendedor de placer. De su iniciación ya había pasado un tiempo y había pasado de acostarse con el típico viejo necesitado a acostarse con empresarios, ejecutivos, políticos, que muchas veces también eran viejos necesitados, sólo diferenciables por su dinero.

Aún con todo, vivía bien. Un servicio con él se podía calificar con miles de buenos adjetivos, pero ninguno de ellos sería barato. Su apartamento era más grande que muchas casonas de gente de alta cuna. Su único compañero de piso era un pequeño bulldog francés. 

Por mucha casa que tuviese, algunas veces tenía días muy apretados y no podía disfrutar de su casa ni de jugar con su perrito. Hoy era uno de esos días. Su última "cita" antes de poder ir a descansar sería en el hotel Hilton. Un banquero ruso había pedido sus servicios. Era un cliente antiguo y cada vez que venía a Madrid le llamaba. Él a veces incluso anulaba otros trabajos para estar con él. Además de pagar inmensamente bien, era un hombre cuarentón bastante atractivo, cualidad que no tenían muchos de sus clientes.

Se quedó al lado de la puerta del hotel, a la espera de que llegase. Fumando un cigarrillo, aunque el botones de la entrada le miró mal. Dando mecha al cigarrillo, comenzaba la noche y acabaría de una vez ese día agotador. Siempre creyó que al final se sentiría sucio con lo que hacía, pero con el paso del tiempo se dio cuenta de que esos remordimientos no existían. Al menos en su cabeza.

Llegó un taxi a la puerta principal. Era el ruso, como siempre puntual. El botones cambió la cara de amargado a una totalmente sumisa y falsa. Como siempre, esperó cinco minutos de rigor a pasar después de él para ir a la habitación. 
Apagó el cigarrillo contra el suelo y se metió en el hotel. El chapero se ganaría la noche otra vez de la única manera que conocía.
 

viernes, 27 de septiembre de 2013

Esperanza de vida útil y Disfrute de la vejez

Siempre que hablan de Esperanza de Vida, me acuerdo de mi profesor de Ciencias del Mundo Contemporáneo de primero de bachillerato. Decía que no confundiésemos nunca la Esperanza de vida con la Esperanza de vida Útil. La verdad, es que cada vez que pienso en lo que mi profesor decía, le veo más lógica y al final me he dado cuenta a lo que quería llegar al intentar convencernos de ésto. 

En España vivimos una media de ochenta y dos años. La muerte está bastante más lejos que hace un siglo, cuando los hombres españoles morían a los treinta y cinco de media. Indudablemente el gran avance médico que ha habido es algo indudable, aunque por otro lado éste no lo quieran seguir manteniendo para la población general, sino para una élite.Es cierto que vivimos más, pero ésto no se puede considerar el único elemento para hablar del bienestar de los ciudadanos.

La reforma de las pensiones fue una de las tantas medidas neoliberales y "Merkelistas" que el gobierno socialdemócrata de Zapatero nos impuso en su última legislatura. La jubilación pasaba de los 65 a los 67 años y la prejubilación a los 63. El argumento que defendían, tal y como se puede leer en el BOE del 2 de agosto de 2011 , era que el sistema de Seguridad Social del momento era insostenible y que las bajas tasas de natalidad obligaban a una reforma de tal calibre para mantener las pensiones en un futuro—argumento falso, ya que en aquellos momentos el crecimiento de la población era positivo—, así como por  la mayor esperanza de vida.

El Partido Popular, que votó en contra de esta ley porque pese a su dureza tenía que ser blanda para ellos, ya quiere volver a cambiar el sistema de pensiones otra vez en detrimento de los trabajadores. Quieren cambiar el cómputo de las pensiones de tal manera que los pensionistas perderían capacidad adquisitiva, sin contar que les puedan subir la cantidad de pago del IPC o el incremento de otras retenciones. El gobierno del PP además ha dicho en alguna ocasión su deseo de acabar con las prejubilaciones y que todo ciudadano se jubile a los 67 sea como sea, haya sido albañil o abogado, los años que haya cotizado e independientemente del desgaste que haya supuesto para él su oficio.
¿Argumentos? Los mismos que dio en su día la Administración Zapatero, pero además sin alcanzar ningún tipo de pacto con los agentes sociales. Por supuesto, se abrazan a la misma excusa de que como la gente vive más, están más tiempo cobrando una pensión y éso es "insostenible".
Excusa barata, pues gracias a los magníficos recortes en sanidad, privatizaciones en favor de amigos empresarios, despido de médicos en las autonomías gobernadas por el PP o el nuevo repago del 10% de las medicinas en hospitales, por primera vez desde la transición la esperanza de vida en España ha bajado. Pero a parte de que se ha convertido en una razón falsa, incluso cuando ésta podría tener cierta credibilidad, no era del todo válida.

Como diría mi antiguo profesor, una cosa es cuánto tiempo vives y otra cuánto lo haces de manera autónoma. Una persona puede morir a los ochenta y dos años, pero tener problemas desde los sesenta por tener una angina de pecho. Como también puede tener desde antes de los 67 años una dolencia de otro tipo como artritis, hernias discales, alzheimer... que pueden provocar que esa persona ya no esté en situación de trabajar, según sea su oficio, o incluso en algunos casos, inhabilitarla.

Pero nadie usa la Esperanza de Vida Útil. Es un término tan sólo aplicado sorprendentemente a la ingeniería. Si un puente se puede usar sesenta años porque ,aunque no se caiga, se cree que tras ese tiempo aumentaría las posibilidades de derrumbe, ¿por qué no se calcula hasta cuándo puede una persona aguantar activamente en el mundo laboral?

Además de calcular ésto, deberían regular cuánto tiempo tiene de media una persona entre la vida útil y la enfermedad. Dato importante, pues después de una vida volcada al trabajo, todo anciano debería tener garantizado un periodo de "Disfrute de la vejez". El Disfrute de la vejez intentaría garantizar a la mayoría de personas un tiempo de jubilación que no estuviese plagado de problemas de salud, sino que permitiese a la persona de disfrutar libremente de su retiro profesional. Tendría que considerarse como derecho y recompensa tras haber cooperado a que el sistema se financiase.

Por desgracia, estos dos neologismos planteados, Esperanza de vida útil y Disfrute de la vejez como otras buenas ideas que hay, parece que pasarán al olvido por el momento, pues el léxico del gobierno actual pautado por la Real Academia de la Lengua Neoliberal sólo sabe hablar de eufemismos y no de personas.







viernes, 13 de septiembre de 2013

Nosotros, los malvados gays

Cuando pongo la televisión y hago el típico zapping, fruto del aburrimiento y de una programación muchas veces mediocre, a veces me paro en esos canales de tendencia nacionalcatolicista que todos conocemos.
Como siempre están defendiendo lo indefendible con discursos irrazonables y de poca objetividad. No estoy más de un par de minutos escuchando sus tonterías cuando busco algo en la tele que merezca la pena o simplemente apago la televisión, pero siempre me pregunto cómo esa gente puede tener unos ideales tan anquilosados al pasado en casi todos los temas. Uno de los temas en los que siempre son contrarios es a todo aquello relacionado con los derechos de los homosexuales.

Esta posición frente a los derechos LGBT no sólo es parcela de los medios y periodistas conservadores, ya que como diría Rafael Correa, desde que se inventó la imprenta  la libertad de prensa es propiedad del dueño de la imprenta y estas "imprentas" son propiedad de la iglesia(13TV, COPE...), grandes empresarios derechistas y políticos conservadores(Véase la participación de Rodrigo Rato en el accionariado de Intereconomía o las múltiples ayudas económicas dadas por parte de la comunidad de Madrid presidida por el PP a este medio).

El Partido Popular recurrió la legalidad del matrimonio igualitario y tuvo una posición claramente opuesta a ella, diciendo en público que preferían que se llamase unión civil, marcando ya que el amor entre dos personas del mismo sexo no era algo normal y que había que tratarlo de manera distinta, además de negar el derecho de adopción a estas parejas. El tiempo y la resolución del TC ,que marcaba como constitucional la ley del matrimonio gay, les valió para que se diesen cuenta de que ,pese a sus ideales profundamente sectarios, tenían que respetarlo aunque sea tan sólo de puertas para fuera.

Hay muchos políticos populares como el ministro del Interior, que ni aún así son capaces de respetarlo públicamente. Sus cabezas son demasiado pequeñas como para avanzar a la misma velocidad que lo hace la sociedad.

La Iglesia Católica, Apostólica y española ha continuado con su mensaje homófobo tradicional. Diciendo que por muchas leyes de distintos país lo digan así e incluso en la RAE hayan incluido esta forma de matrimonio en el diccionario, "éso" no es un matrimonio. El matrimonio es sólo para tener niños a los que educar en lo mismo que les han hecho creer 2000 años de cristianismo. Su única manera de rentabilizar su secta y que mantenga, sino aumentar, sus forofos y con ellos sus ingresos.

Todas esas opiniones anticuadas intentan convencer sin poner argumentos defendibles, sino que atacan directamente a estas minorías. Nos llaman enfermos, "hombres que van a clubes de hombres nocturnos", personas "festivas" que somos como somos porque, al parecer, nuestras familias estaban desectructuradas. Nos enmarcan como gente estrafalaria y artificial e incluso a veces se atreven a ponernos a todos como gente adicta y rodeada a los excesos del alcohol y la droga.

Se niegan a que podamos tener hijos o adoptar porque "ellos también se volverán gays o lesbianas". Argumentación totalmente absurda como todas las demás. Es más, hay múltiples estudios de campo que muestran que la proporción de los hijos homosexuales que hay en las familias homoparentales es la misma que en familias con una madre y un padre, además de que su desarrollo es igual que el de cualquier otro niño. Porque pese a quien le pese, en España ya había familias de gays y lesbianas antes de la ley que lo permitía oficialmente: Recomiendo el documental Homo Baby Room, que trata sobre todo ésto en más profundidad.

En conclusión, nos intentan demonizar. Nos quieren tratar como los malos de la película, los que quieren cargarse a las familias y comernos a los niños, cuyo último objetivo que tenemos es cargarnos la humanidad, prohibiendo la procreación de parejas heterosexuales y que todos se unan a nuestras orgías.

Este pensamiento sé que lo comparte una minoría, que pese a ser muy poderosa, es muy minoritaria. Pero lo que me hace daño es que crean que podamos ser tan malos y no puedan limitarse a pensar que lo queremos es lo que quiera cualquier persona: Tener el derecho de amar, casarnos y formar una familia.



viernes, 6 de septiembre de 2013

Vida de un espíritu


Ya no recuerdo cuándo morí, lo único que sé es que no estoy vivo. Los latidos de mi corazón me abandonaron y con ellos mi cuerpo. Ahora voy de aquí para allá, pero a la vez nunca me muevo. Mis huellas no marcan la arena ni mis gritos asustan a la gente. Tan sólo no soy nada.

Ver a las personas pasar es mi afición favorita. Me pongo en medio de la calle a observar a los viandantes para malgastar mi eterno tiempo. Cada cierto tiempo cambian de forma de vestir y sus hábitos. Ya no hablan igual que antes, pero tampoco parecido a cómo hablarán en unos años.

Todo cambia porque están vivos, pero para mí todo está inerte porque estoy muerto. Soy el espectador de un teatro continuo del que no soy partícipe. Jamás me sacarán al escenario, pues mi butaca desde donde les veo está vacía para ellos.

Si pudiera les gritaría que no malgastasen sus vidas, que luchasen por lo que quieran, que viviesen como les plazca y que amasen fuertemente. Arrepentirse de no hacer algo es triste, pero más cuando estás bajo tierra y no puedes deshacer ni remediar de ninguna manera. Las cosas están mientras eres, pero cuando dejas de ser, tan sólo sientes un vacío que no te lleva a ninguna parte, pero te amarga por el resto. 

A veces paso a través de un vivo y le da un escalofrío. Si en vez de éso le pudiese prestar un susurro siempre diría: Es verdad lo que dicen que no hay nada después de la muerte, así que vive cada día como el último de tu existencia y nunca pienses en el mañana.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Prohibición de símbolos nazis: Materia más que pendiente en España.

La noticia del pasado mes de agosto de unas fotos en las que distintos militantes de Nuevas Generaciones del PP se fotografiaban con símbolos nazis y/o fascistas me hizo pensar en qué países estaban realmente prohibidos estos símbolos.

Al empezar a buscar en internet sobre el tema, eché de menos que alguien hiciese una recopilación de las distintas legislaciones acerca de la simbología nazi hasta que encontré la página israelí antisemitism.org.
Esta página web no me empezó a gustar en cuanto la vi, ya que es una página claramente pro gobierno israelí, utilizando a veces el antisemitismo como acusación fácil contra los países árabes que no apoyan a Israel por su ocupación y sometimiento continuo de la población palestina. Pero en ella vi lo que estaba buscando, un listado de distintos tipos de legislaciones contra el antisemitismo o promoción de ideas antisemitas en el mundo.

Muchos países, sobre todo de Europa, tienen explícitamente al antisemitismo y a la negación del holocausto considerados como ofensas. Enre estos países se encuentran Rumanía, Méjico, Suiza, Francia, Suecia, Austria, Letonia, Bélgica, Alemania, Eslovaquia, Polonia, Italia, Luxemburgo y España.
Las penas por manifestación de negación del genocidio judío o la exaltación del antisemitismo son distintas en cada país, aunque destaca Austria, donde alguien puede estar hasta veinte años en prisión por fomentar estas ideas.

En otros países no se refieren explícitamente al antisemitismo o la negación del holocausto, pero tienen otro tipo de legislaciones, como en Gran Bretaña que tienen una legislación general sobre el racismo y la discriminación.

En cuanto al despliegue público, uso o distribución de símbolos nazis sólo está prohibido en cinco países, pero cada uno de éstos tienen sus diferencias.
En Brasil desde 1989 está prohibida la manufacturación, el comercio o la distribución de esvásticas para fomentar el nazismo. Si se quiebra la ley, la persona podrá ser condenada entre dos o cinco años de prisión. En Hungría tienen una legislación parecida a la brasileña, pero no hay pena de cárcel, sino tan sólo una multa.

En Dinamarca son más indulgentes y usar o vestir símbolos nazis no es delito, mientras que no sea con intención de perjudicar algún grupo específico. Es decir, si alguien tiene el valor de disfrazarse de Hitler por carnavales lo puede hacer.

El código penal francés también considera como ofensa penal el uso de motivos nazis. Alemania incluye la prohibición del uso de símbolos y lemas nazis en su legislación contra la negación del holocausto. Aunque yo considero que la ley alemana tendría que ser actualizada, ya que los neonazis alemanes ahora usan otros símbolos para saltarse esa prohibición.

La ley española determina que un crímen por razones racistas, antisemitas o de otro tipo están penados con penas de prisión. Lo que es una contradicción es que se prohíban ese tipo de crímenes, lo cual es más que lógico, pero luego que se permita el uso de símbolos nazis o fascistas en el país donde estuvo casi cuarenta años la dictadura franquista.

Da miedo pensar que no quieren que cometan unas ilegalidades, pero sí dejan que se planten las semillas que tendrán a estas como fruto. Y más miedo da al ver que son las juventudes del partido gobernante los que alaban esos signos.


miércoles, 4 de septiembre de 2013

Vacaciones en el norte 17 "Carta y fin"

Eran las once de la mañana y ya la luz del sol atacaba con fuerza las cortinas que había en las ventanas de mi habitación. Micael estaba dormido aún, hecho un gurruño con la manta. Su esbelto cuerpo estaba indefenso y cansado tras una noche de pasión. Esa pasión que había compartido conmigo por primera y última vez.

Finalmente salió de su dulces sueños. Cuando abrió los ojo y vio que no estaba al otro lado de la cama, se lavantó. Miró en toda la casa, que al no ser muy grande no le costó mucho dar un rastreo por ella.

—¿Micael?—gritó, al ver que a no ser que en la casa hubiese una habitación secreta, yo ya no estaba.

Lo cierto es que ya no estaba, ni mi pequeña casa asturiana, ni en ese pueblo, ni tampoco en Asturias. Iba dirección contraria hacia donde estaba él. Al final vio una carta que ponía su nombre en letras grandes. En cuanto la vio, procedió a leerla.

Querido Micael,

Te dejo esta carta para pedirte perdón y para explicarme de lo que he hecho esta mañana. Después de que te durmieses, llamé a Mara. Le conté lo que había sucedido entre nosotros—tranquilo, ella es de plena confianza, nunca diría nada— y le dije que necesitaba ya volver a Madrid.

Ayer no estaba dormido cuando me dijiste que me querías. Por favor, no pienses que me ha hecho irme, pero en parte sí ha sido por ello, pero no porque quieras sin más, sino porque cuando me lo dijiste, me di cuenta que yo también te quería.

Es de cobardes huir de lo malo, pero más lo es huir de lo bueno. En este caso he sido lo más despreciable que se puede ser. Me he marchado por miedo a volver a sufrir por alguien, a despertarme cada día a tu lado, pero tener la sensación de que eso tuviese fecha de caducidad.

No sé si volveré a dejarme amar, pero hoy por hoy creo que eso sería veneno para mí. Ahora no necesito nada más que a mi amiga Madrid para volver a hacer vida normal y a enfrentarme de los problemas de los que huí cuando fui a Tazones. La verdad es que soy un fugitivo de todo sitio al que paso.

Te he dejado al lado de las cartas unas llaves. Por favor, trasládate aquí. No sé cuándo volveré y creo que tu situación en casa con tu madre es demasiado horrorosa. No me lo dijiste, pero sé que la odias y que el último motivo por el que sigues en este pueblo es porque quieres mantener a tu hermana y que no corra tu misma mala suerte. Creo que tu bondad es una de las cosas que tanto me atrajo de ti.

No pienses que has sido un capricho de verano. Nunca lo hagas. Alguna vez volveré y te prometo que nos volveremos a ver. Lo nuestro sólo es un punto y seguido de una historia que continuará, si tú quieres, cuando me vuelva a sentir seguro de confiar en alguien.

Por todo Micael, gracias por existir. Tú has sido la guinda de la copa. Aquella persona que necesitaba conocer y que estaba a quinientos kilómetros. A esa persona que nunca olvidaré y que volveré a ver. Estas son las Vacaciones en el norte que deseaba y jamás creí poderlas tener.

Te quiere:

Tu madrileño, Leo



FIN



lunes, 2 de septiembre de 2013

Vacaciones en el norte 16 "Libro abierto"

La noche la pasé llorando desconsoladamente. Sin ganas de nada, que no fuese soltar lágrimas. Por la mañana me visitó Mara con churros. No me acordaba que todo había pasado tan rápido y que ella no sabía nada. Aunque sé que dentro de ella había un "Te lo intenté advertir", no me dijo nada, tan sólo me abrazó y me animó.

—¿Ahora qué piensas hacer?

—¿Pensar? Descubrí ayer que nunca he pensado. ¿Hacer? Lo que voy a hacer es quedarme aquí. Recuerda que este pueblo es mi guarida y que haya sido violada durante unos días no quiere decir que no lo siga siendo.

Sonrió y se alegró porque creía que con eso me refería a que iba a seguir allí.
—Aún así, ya es primero de septiembre. En pocos días tendré que volver a Madrid. Tengo mi vida allí, tanto las cosas buenas como las malas.

—Lo entiendo...—contestó resignada.

—Había pensado que cuando volviese, vinieses conmigo una temporada al menos.

—¿Perdón?

—Lo que oyes. Puede parecerte una locura, pero no te vendría mal volver a una gran ciudad. Has vivido en París y además sabes idiomas. Seguro que en algún sitio te contratarían y ya tenía hablado el alquiler de un apartamento. ¿Así que por qué no te animas y te vienes a vivir conmigo en Madrid?

—Pues me encantaría, quiero decir, no me parece mala idea, pero déjame pensarlo.

Asentí, aunque estaba bailando una sardana en mi interior. Sabía que estaba igual de eufórica que yo por dentro y que se vendría conmigo. Me alegré porque una amistad tan buena no se encontraba todos los días y sabía que no podía estar en ese pueblo un año entero por mucho que allí tuviese un plato de comida asegurado.

Mara se quedó a comer y después se tenía que ir con su padre a un mercado central cercano a Gijón para comprar algunas cosas para la taberna del hostal. Insistió en quedarse, pero me negué a ello. No quería ser un lastre para nadie por estar con los ánimos bajos y además necesitaba un poco de soledad.

Me pasé toda la tarde en la cama. Si salía, me encontraría con alguien y me empezaría a preguntar de mi "amigo" Roberto y no quería que me recordasen lo que había pasado, aunque no fuese intencionadamente.
Cuando el sol empezó a esconderse, salí de casa. Ya las noches empezaban a refrescar más de la cuenta y era la hora de la cena, así que tenía aseguradas unas calles vacías para mí. Fui a la playa, donde me quedé mirando las estrellas y una luna menguante llena de luz.

Empecé a llorar otra vez. El ruido de las olas silenciaban mi derrumbe. No sabía cómo podía haber confiado en la persona que me había hecho tantísimo daño. Sabía que me haría daño, pero por estupidez esa noche dejé de pensarlo. Si no hubiesemos tenido que ir a mi casa a curarle la herida nada hubiera sucedido. Chusa me habría llamado por la noche, me enteraría de lo que realmente había pasado y le hubiese echado de mi casa sin sentirme tan sucio y estúpido como lo hacía ahora.

—¡Leo! ¿Qué te pasa?

Una voz grave apareció y en un momento di un brinco.
—Ah. Hola Micael. No, tranquilo es que me había acordado de algo no muy...

—Agradable—me completó al ver que no era capaz de terminar la frase.

—Sí, se podía decir así.

—¿Y tu amigo Roberto? ¿Se ha quedado en casa?

—No,—Ya tenía que salir él en conversación—se fue ayer por la noche.

—Vaya. Así que él ayer se fue  y hoy estás tú llorando aquí. Qué curioso.

—¿Qué quieres decir?—contesté molesto. Me estaba resultando impertinente.

—Vosotros,—se sentó en la arena mirando al cielo como yo no hacía mucho rato estaba haciendo—tenías algo ¿Verdad?

Sin comerlo ni beberlo, me estaba diciendo que creía que eramos gays. A cualquiera en ese pueblo que se lo hubiesen insinuado ya tendría su puño en la cara de Micael. ¿Por qué me lo preguntaba? Tampoco tenía una relación tan buena como la que tenía con Mara, aunque habíamos hablado unas cuantas veces.

—Fuimos pareja durante dos años. Él vino a solucionar todo, pero me enteré de algo que hizo que le tuviese que decir que se largase.

—Lo siento—musitó.

—Es igual,—intenté quitarle importancia—le dejé porque no era alguien de fiar y nunca lo será.

Nos quedamos los dos callados. Estaba esperando a seguir la conversación. A componer frases lógicas y acertadas, a reorganizar todo un poco.

—Micael, ¿Por qué creías eso de Roberto y yo?

Me miró y empezó a reírse entre dientes. Yo no sabía qué tenía tanta gracia.
—Así que no te acuerdas, ¿no?

—¿De qué?—no me gustaba la información de más que tenía a su beneficio.

De repente sus gestos cambiaron e hice una recomposición de cuando fui a Oviedo con Mara. No bailé con ningún chico. No tenía ninguna necesidad con ninguno. Con ninguno, excepto con uno que me miró y empecé a seguirle y que me dio un beso y se fue.

—El chico del "Adán y Adán" eras tú...

—Así es, Leo.

—¿Por qué no me hablaste de ello cuando volví?

—Porque necesitaba hablar contigo, a solas, sin orejas que nos espiasen. Mi vida está en este pueblo y se complicaría mucho si lo supiesen. Tenía que andar con pies de plomo y al verte el día de la barbacoa con ese chico, mi idea de intentar hablar contigo se borró de mi mente. Me fijé en cómo te miraba y por eso me limité a suponer que habías pasado de mí. No sabía que no te acordabas, sino que simplemente había sido un error lo del beso, producto de una borrachera demasiado pesada.

Ya aquel chico ,que antes me parecía misterioso, se había convertido en un libro abierto. Así intentaba repeler a las chicas de su alrededor y por éso la única novia que había tenido se puso a llorar cuando la dejó, le dijo que era gay y se sentó ofendida. No era más que un chico ,que no había tenido mucha suerte, que una vez tuvo la oportunidad de salir de allí, pero la muerte de su padre, junto a una madre anclada en costumbres demasiado desfasadas, le postró a una vida sin las libertades que él necesitaba.

—Si te digo la verdad—comencé a hablar—, desde el primer día que te vi de lejos, me había fijado en ti. Tenía una mala obsesión contigo. No sé por qué, pero el hecho era así. Siempre he sido muy cauto e intentaba pensar en otras cosas, aunque durante todo este verano siempre te he tenido algún rato en la cabeza—ya estaba sonrojado con los ojos sobre la arena, cuando me giró la cara y me besó.

Fue un momento que sí sabía que deseaba, que pasase. Era lo que creía que no sucedería nunca, pero al final había pasado. No sabía qué hacer, pero él no estaría mucho tiempo tranquilo en la playa, siendo el objetivo de cualquier mirada curiosa que apareciese.

—Vámonos a mi casa—le dije.
Él aceptó y nos dirijimos a ella. Allí nos seguimos bebiéndonos a besos y cenándonos a caricia. Cada vez íbamos con menos ropa hasta que llegamos desnudos ,piel con piel, a la cama. La intensidad con la que hicimos el amor y la ternura que compartíamos hizo vibrar al oscuro cielo de la noche.
Todo sobraba, incluso las sábanas. Sólo necesitabamos nuestros cuerpos y almas para ser felices.

No sé muy bien cuánto tiempo pasó, pero cuando dejamos de hacer delicias, nos abrazamos como dos enamorados. Cuando estaba a punto de dormirme, Micael me dijo algo.

—Leo, ¿estás despierto?

No contesté y me hice el dormido, pero él me acariciaba el pelo mientras me dijo una última cosa que me marcaría.

—Te quiero.

Esas palabras hicieron muchas cosas en mi interior. Lo primero fue que me plantease muchas cosas. Sabía que había hecho bien lo de esa noche, ¿pero yo le quería? Esa pregunta, que se convirtió casi en existencial ,hizo que le diése muchas vueltas en la cama hasta que Micael se quedó dormido y me levanté para hacer una llamada.

—¿Leo? ¿Qué haces llamando a estas horas?

—Hola Mara, tengo que hablar contigo de una cosa importante...



domingo, 1 de septiembre de 2013

Vacaciones en el norte 15 "Amiga cotilla"

Cuando me desperté era de noche. Al primer momento no sabía qué había hecho antes de dormirme y me sobresalté al ver a Roberto a mi lado. Luego recordé qué había pasado. La comida en el merendero, su caída y finalmente cuando acabamos en casa para curarle las heridas que se había hecho. Irónicamente, la venda que tenía en la pierna era el único trapo que cubría su cuerpo desnudo.

Sabía que una parte de mí quería volver a sus brazos, pero no quería que pasase lo que al final había sucedido. No tenía ganas de pensar en lo que había hecho. Me daba igual si estaba bien o mal, ya tendría tiempo para meditar sobre ello. Ahora no tenía más ganas que estar tranquilo y prepararme algo en la cocina para mi estómago agonizante.

En la cocina saqué un par de huevos para hacerme una tortilla. Mientras los batía, escuché mi teléfono sonar en el salón. Fui corriendo a contestar. Supuse que eran mis padres, pero para mi sorpresa era Chusa.

—¿Sí?—pregunté, aunque ya había visto en la pantalla del teléfono su nombre.

—¡Hola Leo! Soy Chusa, ¿Qué tal estás? Sé que estás en un pueblo de Asturias, pero no sé nada más de ti. Te he hablado mil veces por WhatsApp y no me contestas.

—Ya, es que la cobertura aquí es malísima...

—Bueno no pasa nada, tonto. ¡Te tengo que contar una cosa!

No era para sorprenderme escucharla decir éso. Siempre que me llamaba era para contarme algún chisme, rumor o desgracia ajena. Chusa tan sólo era una amiga para salir de fiesta, que no podía mantener nunca la boca callada, por lo que se convertía en la última persona a la que le contaría un secreto.

—Bueno mujer, pues haz de tripas corazón y cuéntamelo.

—Vale, vale. Creo que esta noticia te va a gustar. ¡Tu exnovio Roberto lo ha dejado con su novio!

—¿Sí? Vaya, no sabía nada—volví a mentir. Me haría gracia que ella pudiese ver que de quien hablaba estaba ahora mismo dormido en mi cama. Me salió una pequeña carcajada al pensarlo.

—Y lo mejor es que el novio le ha dejado para irse con otro.

—¿Cómo?

—Lo que te digo. Fue enterarme de la noticia y quedarme boquiabierta. Pero me alegro por ese hijo de puta después de lo que te hizo.

—No puede ser...—musité.

—¿Perdón?

—No, nada. Que muchas gracias por contármelo. Tengo que cenar, ya nos veremos cuando llegue a madrid. Un beso.

Colgué el teléfono y acto seguido me derrumbé en el suelo. Pensativo, con los ojos como platos. Estaba impactado por lo que acababa de oír. No me lo podía creer. Había sido tan despreciable como para mentirme y decirme que él era quien le había dejado y era por mí.

Me levanté, lleno de furia y fui a la cama. Él ya se estaba despertando. Cuando llegué, terminó de abrir los ojos al ver qué había encendido la luz.

—Hola...

—Coge tus cosas y vete de aquí—le solté sin rodeos-

—¿Cómo?

—¡Que te vayas de aquí!—empecé a gritar—¡Ya lo sé todo! ¡Ya sé que eres un mentiroso y que me has engañado en todo otra vez!

Se quedó paralizado y su tez se volvió blanca.
—Leo, no es lo que piensas. Te lo puedo explicar.

—¡No, no puedes, vete ya!

Le tiré su ropa a la cara y mientras se vestía, seguía insistiendo en que le escuchase. Yo lo único que hice fue empujarle hasta la calle en cuanto se vistió y mis únicas palabras hacia él fueron que se largase de este pueblo y que no quería volverlo a ver nunca.

En cuanto se fue de mi morada y de mi vida y estaba ya sólo, empecé a llorar. Lastimado, toreado y ,lo que más me dolía, engañado de nuevo por él.