Madrid, la región donde he nacido
y me he criado ha sido el gran feudo del PP. El lugar donde se ha alcanzado la máxima
expresión del neoliberalismo, donde las concesiones a empresarios de lo de
todos les ha sido regalado por Esperanza Aguirre y su grupo de secuaces,
medrando en lo de todos, convirtiendo la educación en un lujo, privatizando la
sanidad y usando dinero público para obras faraónicas.
Allá donde el Partido Popular ha
gobernado ha instado la misma política. Alcalá de Henares ha sido la prolongación
municipal del mal generado desde la Puerta del Sol. Favoreciendo en todos los
terrenos a los suyos y gobernando a golpe de intereses. Si bien en la comunidad
no recuerdo otra cosa que no sea PP, en Alcalá recuerdo muy bien cuando entró
el PP a gobernar (Y no llegaría a tener los 10 años). En el casco histórico
había unos bolardos mecánicos que solo dejaban entrar a vecinos y autobuses para
poder preservar el patrimonio de la ciudad y también de la humanidad. El
gobierno del entonces nuevo alcalde Bartolomé González decidió ya no usar esos
bolardos, pero también decidió que nunca más lo volvieran a usar otros. Por
encima de esos bolardos echaron cemento para que a nadie se le ocurriera volver
a usarlos.
Eso podría definir la política de
la derecha de este país en todos los sentidos, echar cemento por encima de
todo, ya sea para cargarse unos bolardos, la educación o los derechos de la
gente. Han intentado de todas las maneras destruir todo lo que con tanto
esfuerzo se consiguió mediante la lucha de varias generaciones para intentar
que no nos podamos reconstruir como pueblo.
Pero pese a los duros golpes que nos han dado, nada es irreversible y
Madrid y sus pueblos deben ser reconquistadas para la mayoría social y lo puede
llegar a ser, siempre que sea desde la izquierda.
La remunicipalización de
servicios, los alquileres sociales, las moratorias de desahucios o los planes
de reindustrialización no han sido propuestas elaboradas ni por la derecha, ni
por los que dicen ser de izquierdas pero que traicionaron a su ideología y pactarían
con reaccionarios por una alcaldía, ni por los “Ni izquierdas, ni derechas” con
mensajes ambiguos. Han sido propuestas elaboradas y llevadas antes que nadie
por Izquierda Unida. Y por ello, son políticas de izquierdas que no hay que
maquillar y no decir de dónde provienen.
Un programa de izquierdas serio y
creíble no es algo que se haga de la noche a la mañana, es fruto de muchos años
de elaboración viendo la continua mala praxis del clan de los Populares y
generando una alternativa que genere lugares dignos donde vivir. No sólo es
Pan, trabajo y techo, también es Zulemas frente a Alboradas, transparencia
frente a áticos en Marbella, libertad de expresión frente a Telemadrid y políticas
sociales frente a juras de banderas.
Se necesitará mucho pico y pala
para levantar todo el cemento que han echado por encima, pero este 24 de mayo tiene
que ser el principio para construir una sociedad mejor, más libre y con muchos
más derechos. Para ello es indispensable el giro a la izquierda de una Madrid y
un Alcalá para que de una vez por todas, ese 99% de la gente que sufrimos la
crisis comencemos a ver de vuelta lo que nos quitaron por medio de concursos y
recortes, pero que nunca dejó de ser nuestro.
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