Cuando pongo la televisión y hago el típico zapping, fruto del aburrimiento y de una programación muchas veces mediocre, a veces me paro en esos canales de tendencia nacionalcatolicista que todos conocemos.
Como siempre están defendiendo lo indefendible con discursos irrazonables y de poca objetividad. No estoy más de un par de minutos escuchando sus tonterías cuando busco algo en la tele que merezca la pena o simplemente apago la televisión, pero siempre me pregunto cómo esa gente puede tener unos ideales tan anquilosados al pasado en casi todos los temas. Uno de los temas en los que siempre son contrarios es a todo aquello relacionado con los derechos de los homosexuales.
Esta posición frente a los derechos LGBT no sólo es parcela de los medios y periodistas conservadores, ya que como diría Rafael Correa, desde que se inventó la imprenta la libertad de prensa es propiedad del dueño de la imprenta y estas "imprentas" son propiedad de la iglesia(13TV, COPE...), grandes empresarios derechistas y políticos conservadores(Véase la participación de Rodrigo Rato en el accionariado de Intereconomía o las múltiples ayudas económicas dadas por parte de la comunidad de Madrid presidida por el PP a este medio).
El Partido Popular recurrió la legalidad del matrimonio igualitario y tuvo una posición claramente opuesta a ella, diciendo en público que preferían que se llamase unión civil, marcando ya que el amor entre dos personas del mismo sexo no era algo normal y que había que tratarlo de manera distinta, además de negar el derecho de adopción a estas parejas. El tiempo y la resolución del TC ,que marcaba como constitucional la ley del matrimonio gay, les valió para que se diesen cuenta de que ,pese a sus ideales profundamente sectarios, tenían que respetarlo aunque sea tan sólo de puertas para fuera.
Hay muchos políticos populares como el ministro del Interior, que ni aún así son capaces de respetarlo públicamente. Sus cabezas son demasiado pequeñas como para avanzar a la misma velocidad que lo hace la sociedad.
La Iglesia Católica, Apostólica y española ha continuado con su mensaje homófobo tradicional. Diciendo que por muchas leyes de distintos país lo digan así e incluso en la RAE hayan incluido esta forma de matrimonio en el diccionario, "éso" no es un matrimonio. El matrimonio es sólo para tener niños a los que educar en lo mismo que les han hecho creer 2000 años de cristianismo. Su única manera de rentabilizar su secta y que mantenga, sino aumentar, sus forofos y con ellos sus ingresos.
Todas esas opiniones anticuadas intentan convencer sin poner argumentos defendibles, sino que atacan directamente a estas minorías. Nos llaman enfermos, "hombres que van a clubes de hombres nocturnos", personas "festivas" que somos como somos porque, al parecer, nuestras familias estaban desectructuradas. Nos enmarcan como gente estrafalaria y artificial e incluso a veces se atreven a ponernos a todos como gente adicta y rodeada a los excesos del alcohol y la droga.
Se niegan a que podamos tener hijos o adoptar porque "ellos también se volverán gays o lesbianas". Argumentación totalmente absurda como todas las demás. Es más, hay múltiples estudios de campo que muestran que la proporción de los hijos homosexuales que hay en las familias homoparentales es la misma que en familias con una madre y un padre, además de que su desarrollo es igual que el de cualquier otro niño. Porque pese a quien le pese, en España ya había familias de gays y lesbianas antes de la ley que lo permitía oficialmente: Recomiendo el documental Homo Baby Room, que trata sobre todo ésto en más profundidad.
En conclusión, nos intentan demonizar. Nos quieren tratar como los malos de la película, los que quieren cargarse a las familias y comernos a los niños, cuyo último objetivo que tenemos es cargarnos la humanidad, prohibiendo la procreación de parejas heterosexuales y que todos se unan a nuestras orgías.
Este pensamiento sé que lo comparte una minoría, que pese a ser muy poderosa, es muy minoritaria. Pero lo que me hace daño es que crean que podamos ser tan malos y no puedan limitarse a pensar que lo queremos es lo que quiera cualquier persona: Tener el derecho de amar, casarnos y formar una familia.
Nuevamente buenísimo, tanto tus tratados de política, los literarios y los de LGTB. Necesitamos gente LGTB visible como nosotros que analice y de a entender nuestra situación actual y nuestro compromiso en el futuro.
ResponderEliminarSaludos, ;)