miércoles, 10 de abril de 2013

Vivo endemoniado, muerto santo


La vida de cada ser humano tiene tres ciclos: Nacer, crecer y morir. Cuando nace la persona no se ha desarrollado, sólo sabemos dónde nació, quizás haya nacido en una familia media europea o en una aldea pobre del Congo. El lugar de nacimiento, sin lugar a dudas, determinará cómo será el crecimiento.

El crecimiento no sólo es físico, sino también mental. Una persona desde que nace hasta que muere está en continuo crecimiento. Aprende cada día todo lo que necesita para su vida. Cada día en el mundo es una lección que podemos aprobar o suspender.

Finalmente el ser humano llegará al último punto de su vida la muerte. La muerte puede ser pasajera o duramente agonizante, nadie sabe si habrá algo más allá o si ya hemos acabado como seres materiales y el alma es tan sólo una invención de nuestra actividad mental.

El morir es la mayor tragedia que puede haber en nuestra sociedad, aunque estemos rodeados por ella continuamente. Todos morimos por el simple hecho de haber estado vivos. Da igual que hayamos sido la persona más poderosa del mundo, tu día finalmente llegará.

Cuando alguien muere se le suele sacar todo lo bueno, aunque no lo haya, sin caer en lo malo. Si era un timador se convierte en alguien honrado, si era un putero se convierte en una persona cariñosa o  si fue infiel se convierte en un padre de familia.

En el mundo de la información es fácil saber rápidamente cuándo ha fallecido un personaje conocido. Cuando éstos mueren los medios y los personajes públicos hacen lo mismo que todos: Ensalzar al personaje caído, fuese quien fuese.

Se pone en un altar cualquier personaje, sólo no se les ensalza si fueron asesinos o dictadores. Pero si hiciste otras cosas nada buenas, no pasa nada se te ensalzará. Así en política tenemos decenas de ejemplos de personas que en vida fueron auténticos diablos, pero que en muerte se les convirtió en santos.

Sí, pueden decir que Margaret Thatcher fue una gran reformista. Y es verdad que fue una gran reformista, se cargó el sistema sanitario británico privatizando muchos servicios. También produjo muchísimo desempleo en sector minero con su ‘afán reformista’. No se dice que esa privatización de hospitales supone ahora un aumento en la mortalidad de los británicos debido al detrimento de la calidad de éstos.

Se ha vanagloriado la figura de Manuel Fraga hasta el límite: Era uno de los grandes de la transición, gracias a él la democracia fue posible…  Ya que alguien ponga en un pedestal a un hombre que fue ministro de Franco me produce risa. Si se adhirió a un sistema democrático fue porque vio que no le quedaba ninguna otra salida. Renovarse o morir, se podría decir.

Porque si alguien no me gustó en vida tampoco la tendré cuando llegue a su muerte. Quizás le rinda cierto respeto, pero nunca culto. Mentir para intentar dejar a esa persona en buen lugar cuando él no lo hizo, es una hipocresía que se produce sin razón de ser. Cada uno sabe lo que hace y cuando deje este mundo ya se hablará de él y cómo realmente era.

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