Carta
para su Majestad el Rey Don Juan Carlos Alfonso Víctor María de
Borbón y Borbón-Dos Sicilias:
Su
querida majestad, le escribo esta carta aunque sé que usted nunca la
leerá ni escuchará hablar de ella, para decirle con franqueza lo
que dudo que alguien de su entorno le haya dicho en su vida.
Le
contaré algo sobre mí, soy un ciudadano español de diecinueve años
de edad. Mi país, el reino que usted preside, está sumido en la
miseria. Muchos ciudadanos están deprimidos, están ahogados en el
trabajo por miedo a que les despidan o ya han sido despedidos. Mucha
gente no puede pagar sus hipotecas y se han quitado la vida al no ver
ninguna salida.
Muchas
personas jóvenes se han tenido que ir de España para conseguir
trabajo fuera. Médicos, ingenieros, enfermeros, arquitectos... gente
con una cualificación excelente se larga cada día fuera de España
para buscar un trabajo fuera. No sé si dentro de unos años yo mismo
también me tendré que ir de este país. Más de la mitad de la
gente joven que quiere trabaja está día tras día en las colas de
las oficinas de empleo o en oficinas de cualquier ETT sin encontrar
ningún trabajo. Nada me dice que yo vaya a encontrar empleo si gente
mucho mejor preparada no consigue ni un puesto de camarero.
La
desesperación se expande por las calles de las ciudades y los
pueblos. Tanto este gobierno como el anterior no han ayudado al
ciudadano. La anterior legislatura el ahora ex-presidente hizo una
reforma laboral que no hizo más que agravar la situación de
desempleo quitando derechos a los trabajadores. Hubo elecciones, el
partido que hizo estas reformas cayó en picado y el partido ganador
obtuvo la mayoría de los votos. Su programa electoral era confuso y
muchos no nos fiábamos de lo poco que prometían, pero otra gente
creyó de buena fe en ellos y les votaron.
Por
desgracia, nos engañaron a todos. Lo que prometían era mentira y
el presidente del gobierno entrante no ha hecho otra cosa que no haya
sido ensañarse con los que tenemos menos culpas.
El
estatuto de los trabajadores fue de nuevo corrompido, arrancándonos
de golpe todos esos derechos que durante cuarenta años se había
conseguido muy dura y lentamente. Además tocaron pilares como la
sanidad y la educación. Empezaron a derribar servicios
imprescindibles para el desarrollo de cualquier persona por medio de
privatizaciones y recortes, mientras que los impuestos no dejan de
subir.
Si ésto
no fuera poco, ahora también sabemos que el partido en el gobierno
ha estado pagando sobresueldos a sus dirigentes como puede ser el
presidente. Según ellos, todo es mentira y no se trata de otra cosa
que difamaciones, pero, su majestad, nos han mentido tanto mientras
se veía que todo era falso que ya nadie les cree.
En la
oposición también tienen lo suyo, supongo que se habrá enterado
del caso de los ERE o del supuesto trato de influencias del
ex-ministro de Fomento.
Usted
verá lógico que piense que tendría que haber elecciones
anticipadas, primero por hacer cosas que no ponían en su agenda y
segundo por los casos de presunta corrupción. Pero me temo que no
será así y tendremos que esperar a las próximas elecciones dentro
de dos años, aunque no sé qué será de nosotros dentro de tanto
tiempo.
Usted y
su familia también tienen algunos problemillas con la ley. Voy a
omitir sus viajes a Botsuana para matar elefantes con dinero público
o sus escarceos románticos con una tal Corinna, para centrarme en
algo muchísimo peor. Su yerno, el Duque de Palma, está imputado en
un caso de corrupción. Al parecer sacó lucro, y bastante, de una
fundación que al parecer no tenía. Sé que usted está al tanto
acerca del tema, bueno lo estaba antes que todos los españoles.
Porque
estaba al tanto, cuando se enteró, llamó a la primera empresa de
telecomunicaciones del país para que colocasen a su hijo político
lo bastante lejos para intentar que no saliese a la luz todo lo que
se había llevado. Me parece normal que un hombre se preocupe por su
yerno y sobre todo por su hija, que hoy por cierto está llamada a
declarar en los juzgados. Me parece normal que cualquier persona lo
haga, siempre que no ocupe un cargo público y mucho menos sea el
jefe del estado y de las fuerzas armadas.
Espero
que sea consciente de que no ha obrado bien para el país. Su
institución es de las peores valoradas ahora mismo, sobre todo entre
los jóvenes. La mayoría no cree en la monarquía, no se fía de
ella. Por cierto, espero que le haya dado las gracias al señor Rajoy
por quitar en las próximas encuestas del CIS la valoración sobre su
persona.
Por
ello, ya explicado todo lo que le tenía que contar, le cuento el
objetivo de mi carta.
Tal
como está todo le pido que solicite un referéndum. Ni el PP, ni el
PSOE harán un referéndum si no es su institución la que se la
pide.
Yo no
voté, ni siquiera mis padres, la actual constitución, en la que
aprobaba un conjunto de normas, que incluía entre ellas la monarquía
como la forma de estado. Además de ello, me parece un poco tramposo
que se le pida a personas que han vivido durante décadas si
constitución democrática sí o constitución democrática no, sin
pasar por una consulta anterior donde se preguntase qué tipo de
estado se desea.
Si pide
el referéndum y en éste sale que la mayoría de la población le
quiere, enhorabuena, continúe en su puesto, pero si el pueblo le
dice que no le quiere y que desea elegir al jefe del estado
democráticamente usted se tendrá que ir. Pero se irá como un
auténtico caballero ,con una fortuna cultivada durante años lo
suficientemente razonable como para que varias de sus generaciones
vivan cómodamente sin necesidad de trabajar, y no como una garrapata
que chupó de la sangre de su país hasta el momento en el que se
hartaron de él y le tuvieron que echar de malas formas.
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