martes, 12 de febrero de 2013

Lady Heroína.


Postrada en un corroído y viejo sillón de un salón semivacío estaba una mujer con un porro en una mano y una copa de whisky en la otra. Sin esa mujer los barrios bajos y las periferias de esa bulliciosa ciudad no serían lo mismo. 
Ella era la camella del lugar, la puta sin chulo, la inteligente drogata. No había nadie metido en el mundillo sin saber quién era ella, a la que la conocían como Lady Heroína. Era una mujer de unos treinta años que desde los 21 era la proveedora de marihuana, chocolate, anfetaminas, crack y de cualquier otra droga que se encontrase en el mercado. Si alguien quería algo se tendría que dirigir ante su presencia. Ella se consideraba una simple mayorista, pero en realidad sabía que era mucho más que eso. Todo aquel adolescente o toxicómano cuarentón, que quisiese montar su pequeño negocio de estupefacientes, primero tenía que pedir permiso y pedir la mercancía a ella.

Aunque era muy escrupulosa con los pagos de la mercancía (Al contado y al momento), a veces hacía alguna que otra excepción cuando se le presentaba algún hombre atractivo y ella, deseosa de sexo, pasaba unos momentos de placer que recompensaba regalando la hierba o haciendo un amigable descuento en las pastillas. Cualquier hombre se tendría que sentir afortunado por acostarse con ella. Era una mujer muy atractiva de generosas curvas y delicados pechos. Pese a lo que dicen del desgaste físico y estético que tiene la droga sobre las personas, en ella parecía tener un efecto totalmente distinto. Su piel tersa y su rostro pecoso no parecían sobrepasar los veinte años.

Exteriormente lo que no había hecho mella la droga, sí que lo había hecho en su interior. Lady Heroína no era huérfana ni procedía de una familia de borrachos, sino que pertenecía a una familia normal y corriente. Su familia la amaba y la quería, siempre quiso lo mejor para ella, deseaban que fuese feliz, recibiese la mejor educación y tuviese un gran futuro. Sus padres lloraron sin parar durante años cuando ella a la temprana edad de dieciocho se marchó de casa, dejando sólo una escueta nota para irse con un mal nacido.

Ese mal nacido hizo todo lo que se le antojó con ella, la puso de camello o pidiendo en la calle, mientras él se gastaba en droga y alcohol todo lo que ella se ganaba en el asfalto. Pero Lady Heroína acabó saliendo de sus garras, siendo mucho más fuerte de lo que era antes.
Poco a poco se fue formando en la escuela de la vida, agrupando contactos y haciéndose respetar, siempre arrepentida de lo que hizo a sus padres. Si volviese atrás no hubiera hecho todo lo que hizo y sería una muchacha alegre y familiar, pero era consciente de que en esta vida nada tiene marcha atrás y que ahora es, será y la recordarán como lo único que por desgracia llegó a ser en su vida.

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