El sitio promete una velada perfecta con mi hombre perfecto, o mejor dicho, el hombre más perfecto de todos. Tras dos horas delante del espejo probándome camisas, jerseys, zapatos hasta pasar todo el armario por mi cuerpo, salgo de casa para coger el taxi que me llevaría al restaurante. En mi trayecto veo todos los ambientes distintos que se pueden respirar en esta ciudad. Desde el barrio obrero, donde puedes ver tanto a una humilde anciana que venía de comprar del mercado como a un joven extranjero ,que probablemente por una deuda con la mafia, se dedica a robar a esa viejecita en un momento de despiste de ésta, hasta la Gran Calle, donde lujo, glamour y riqueza se mezclan a partes iguales. El taxista es de los que me gustan, callado, atento al pasajero si él solicitaba algo y aseado, requisitos que se pueden pedir de cualquier profesional, pero el mundo del taxi es un mundo aparte. El 80% de los taxistas que me han tocado a lo largo de mi vida han sido ariscos, habladores, metomentodos, fachas (Con la Cope siempre sintonizada), fantasmas, sucios, bordes, criticones o todo ello junto en una misma persona. Por ello doy las gracias que esta noche me haya tocado con ese conductor tan normal, ya que sé y siento en el corazón que me va a decir algo importante. Creo que por fin me va a pedir matrimonio, últimamente está tan nervioso delante de mí, como si quisiese decirme algo y no se atreviese. Pero de hoy no pasa que me diga eso que sé que me tiene que decir y por ello llevo algunos de mis mejores trapos: Unos zapatos negros hechos a mano por una conocida marca de moda milanesa, unos pantalones beis, una camisa azul cielo y una fina chaqueta de color azul oscuro. Iba formal pero no demasiado, dando importancia a la cita, pero tan sólo en una pequeña proporción como si se creyese que no me huelo todo el pastel.
Respiro silenciosa y profundamente, quiero estar calmado cuando me vea Diego, no quiero que me vea raro y no me vuelva a decir nada, llevo semanas así, es un completo sinvivir que no quiero que se prolongue más.
-Caballero, ya ha llegado a su destino -Dice el taxista interrumpiendo mis pensamientos- Ah, sí tome, quédese con las vueltas- Le doy veinte euros y salgo del vehículo, expectante de lo que me aguardaba la noche.
Finalmente entro en el restaurante donde le veo sentado en una de las mesas saludándome. Voy hacia allá hasta que me acerco a él y beso sus finos y delicados labios. La velada es tan buena como él mismo. Historias, anécdotas del trabajo y risas varias armonizan la cena hasta que a la mitad del segundo plato ,que en mi caso es un filete de pez emperado delicioso, se produce un silencio y él me mira a los ojos y seriamente me empieza a hablar.
-Carlos, no sé si lo has notado pero últimamente he estado sintiendo cosas más fuertes que antes no sentía igual.- Me dice mientras me atraviesa con su castaña mirada -Y te tengo que decir una cosa con urgencia, ya que yo siento que si no te lo digo ya voy a explotar- Entonces le interrumpo con un tono amable como si entendiese todo lo que vaya a decir -Tranquilo Diego, dime todo lo que tengas que decirme, no tengas miedo. -Está bien- Dice tras garraspear para aclarar su voz y dar importancia a lo que dice a continuación. -Te quiero, te quiero Carlos, lo siento tanto en mi interior que cada día que estoy sin saber lo que tú sientes por mi, una pequeña parte en mi interior se muere. -¿Qué? -Le contesto sorprendido. -Que te quiero- Me dice vocalizando cada sílaba como si se le fuese la vida en ello.
Me quedo impresionado ¿Sólo ha montado todo ésto para decirme que me quiere? Pues le voy a contestar y me da igual lo que piense porque quien hablará será mi corazón. -Diego, yo también te quiero, con locura, esperaba tantísimo que ya por fin me lo dijeses- Las lágrimas se salen de mis ojos, estoy tan emocionado. Él se acercá a mí y me da uno de esos besos tan eternos y profundos que nunca quieres que acaben. Tan enfrascado en mis pensamientos estaba, que creía que ya llevábamos años felices juntos, despertándome con un suspiro cada mañana, pero no es así porque ésta realmente es nuestra primera cita de hace cuatro años. Es el inicio de algo nuevo, un completo mundo nuevo y mágico junto a ti.
Me encanta. . . ¡Eso sí! Tienes que aprender a organizar los párrafos y los diálogos >.< Aun así me ha gustado mucho. . .
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