viernes, 17 de junio de 2016

Tan solo el 25% de los diputados de Ciudadanos elegidos por Madrid serán mujeres

La infrarrepresentación de las mujeres en todos los puestos de liderazgo es un mal endémico que aún está lejos de solucionarse. En España apenas el 20% de los directivos de las grandes empresas son mujeres. Desde 1985 la Ley Electoral obliga a que los candidatos de uno u otro sexo no podrán estar representados en menos de un 40%. El objetivo de la paridad electoral era romper con la desigualdad de género en los órganos de representación democrática. Sin embargo, no todos los partidos aplican la paridad de la misma manera en sus listas electorales.

En la circunscripción de Madrid el número de escaños a elegir para el Congreso de los diputados el 26 de junio son 36. Tanto Unidos Podemos como el PSOE presentarán listas cremallera, es decir, tendrán el mismo número de candidatos por cada sexo ocupando puestos alternos. Según la encuesta del CIS, Unidos Podemos obtendría diez diputados y el PSOE, seis. En ambos casos el 50% de los candidatos elegidos serían mujeres.

En el caso del Partido Popular y Ciudadanos el número de mujeres en sus candidaturas no ocupan puestos alternos ni la mitad del número de los puestos de la lista. En ambos partidos hay más candidatos que candidatas en los puestos de salida, pero destaca especialmente la composición de las listas de Ciudadanos que otorgaría el 75% de las actas de diputado a hombres. Si el sondeo del CIS se cumpliera, tan solo 2 de los 8 diputados de Ciudadanos elegidos serían mujeres
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Tras el puesto número 8, los puestos 9 y 10 son mujeres. Todo apunta a que ocupan esos puestos porque ninguna encuesta les da un resultado que les permita conseguir más de ocho escaños. Ciudadanos cumple de una manera tramposa la paridad electoral y relega a las mujeres a puestos de relleno, pese a ser el 50% de la sociedad española.

Entre las dos diputadas de Ciudadanos destaca Marta Rivera de la Cruz, número tres de Ciudadanos por la lista de Madrid, y conocida por su papel en el debate electoral de TVE diciembre donde se puso en contra de la Ley de Violencia de Género, pese a ser la única mujer interviniente. Sus argumentos se basaban en comparar los asesinatos de hombres a mujeres como aquellos de mujeres a hombres, pese a ser estos últimos prácticamente inexistentes.



El PP obtendría doce diputados, siendo cinco mujeres. Recopilando todos los datos, 15 de los 38 diputados elegidos por Madrid serían mujeres. Únicamente el 39,5% de los diputados serían mujeres y el parlamento nacional volvería a reflejar una clara desigualdad política y social.


martes, 14 de junio de 2016

13J: Un debate electoral que olía a cerrado

Reconozco que vi el debate dando cabezadas. Me pareció pesado desde el inicio del segundo bloque. Los candidatos se limitaron a pasar el trámite, intentando salir indemnes. La puesta en escena invitaba menos al careo que sí se dio en el anterior debate para las elecciones de diciembre. No hubo grandes conatos inesperados. En esta ocasión se notaba que los propios partidos políticos no habían dejado rienda suelta a los periodistas para organizar el debate. Todo estaba demasiado pautado y los discursos mitineros predominaron en un cara a cara que se convirtió en una sucesión de monólogos.


La novedad en este debate era la presencia de Mariano Rajoy. Pese a su alergia a aparecer en público, salvó los muebles en casi todas las ocasiones erigiéndose como el héroe nacional que había salvado el país tras la herencia recibida. No fue por méritos propios, sino por deméritos del resto. Pese a agarrarse a los datos económicos y sociales que le interesaba utilizar, no hubo ningún candidato que se atreviera a decirle que saliese a la calle para ver cómo es la verdadera situación del país. Tan solo en corrupción el candidato del Partido Popular estuvo más nervioso, especialmente frente a Albert Rivera.

El enganche dialéctico en materia de corrupción entre Rajoy y Sánchez evidenció de nuevo el poco trasfondo del discurso de los dos partidos clásicos. El candidato del PSOE se quedó en una posición de atasco desde el inicio del debate. Sus acusaciones reiteradas a Pablo Iglesias de no haber votado a favor de un gobierno del PSOE se convirtieron en repetitivas. 

El candidato de Unidos Podemos no quiso entrar en el juego de Pedro Sánchez. Toda su estrategia se basaba en olvidarse de Sánchez y centrar sus ataques en el actual presidente del gobierno. Su objetivo era polarizar el debate entre una derecha liderada por el PP y una izquierda liderada por Podemos. Logró que la mayoría de sus ataques fueran hacia sus máximos enemigos ideológicos, PP y Ciudadanos.

Albert Rivera le hizo parte del trabajo contra Podemos a Mariano Rajoy. Sus ataques a Iglesias se basaron en comparar su programa electoral con Grecia y Venezuela. Se mostró altivo en todo momento frente al resto de los oponentes, salvo con Pedro Sánchez, con el que parecía haber pactado un acuerdo de respeto mutuo. Sus intervenciones denotaban una clara bajeza intelectual y no fue capaz de presentar sus propuestas de una manera convincente.

La cautela de los cuatro candidatos se sumó a la organización demasiado anticuada del debate electoral. El decorado parecía estar sacado de los ochenta, con unos atriles que parecían los paneles de mando de una nave espacial y una música de apertura estridente. La coordinación entre los tres moderadores resultó demasiado ineficiente. No unificaron criterios y en cada momento del debate se moderaba de manera distinta. Resultó inoperante que hubiera tres moderadores para solo cuatro intervinientes.

El debate se pareció demasiado a los debates del bipartidismo de los últimos cuarenta años. La institucionalización de los nuevos partidos ha hecho mella en el segundo debate a cuatro en la historia de la democracia y presentan la duda sobre si será posible recuperar la frescura del primero.

lunes, 13 de junio de 2016

La cabeza bien alta frente al radicalismo homófobo

En junio del año pasado el matrimonio igualitario se legalizaba en todo Estados Unidos. En junio de 1969 se producían los disturbios de Stonewall, que constituyeron el inicio del activismo en favor de los derechos de homosexuales, bisexuales y transexuales. Desgraciadamente, este junio de 2016 se ha convertido en el mes más negro de la historia reciente de los LGTB norteamericanos.


La mayor matanza terrorista en suelo estadounidense desde el 11S ha sido extremadamente rudimentaria. El asesino compró sus armas legalmente sin ningún tipo de restricción y con gran facilidad pudo entrar al local. Seguramente es muy difícil controlar a una persona tan desnortada el propio padre ha declarado que se enfadó mucho hacía dos meses por "ver a dos hombres besándose" , pero sí es posible no permitir que cualquiera tenga acceso fácil a un fusil de asalto y no cometa un asesinato masivo.

Pese a cometer el atentado en nombre de Dáesh, las personas de su entorno no lo definían como una persona extremadamente religiosa. Sin embargo, sí pegaba a su exesposa y era una persona inestable que expresaba públicamente su odio contra los judíos, las mujeres y los homosexuales. Es decir, se ha acogido a la utilización extremista de una religión por parte de un grupo terrorista para justificar sus crímenes.

A diario Dáesh cuelga homosexuales por ser diferentes a la mayoría. Hipócritamente se creen capaces de imponer por medio de la sangre una férrea moral cuando sus ejércitos y líderes violan sistemáticamente a mujeres y niñas. Los cincuenta asesinados se suman a una larga lista de víctimas del extremismo de distintas religiones durante siglos. Desgraciadamente no será el último crimen homófobo que se cometa.
 
Sin embargo, tanto Dáesh como el artífice de esta barbarie deben tener claro que ningún terreno conquistado en materia de derechos se va a ceder. Las libertades y los derechos afectivo-sexuales no son negociables. En su camino del miedo por derribar los logros legítimamente conseguidos por los hombres y mujeres LGTB nos tendrán en frente a muchos para decirles alto y claro que No Pasarán.