sábado, 7 de mayo de 2011

Susana y Lucía en el país de los horrores.





Diez, nueve, ocho, siete... Susana, una joven de 19 años, contaba los minutos que quedaban para salir de trabajar. No era para menos, ya que hoy venia a visitarla Lucía, su mejor amiga y el amor de su vida. Se conocían desde siempre, eran de un pequeño pueblo asturiano llamado Ribadesella, donde ambas habían jugado de pequeñas entre los verdes prados y la mar azul del cantábrico. Con doce años su amor ya era muy fuerte y no se imaginaban la vida sin la otra, aunque siempre supieron, debido a los múltiples comentarios del padre Pedro en la misa de los domingos, que estaba prohibido que una mujer quisiese a otra, pero a ellas les daba igual porque aunque fuese 1965 y fuesen al mismísimo infierno lo único que deseaban era vivir felizmente juntas, aunque fuera en secreto.
Por desgracia Susana tuvo que irse con su familia a Madrid, ya que habían cerrado la mina donde su padre, sus hermanos, su abuelo y el resto de su familia había trabajado desde generaciones, por lo que se quedaron sin ninguna fuente de dinero para vivir. Así que Susana se vio obligada a ir junto su familia a la capital con el objetivo de encontrar un oficio que les diese de comer. Sus dos hermanos y su padre tuvieron suerte, ya que con un dinero que les dejaron prestado consiguieron comprar un Seat 1400 de segunda mano y les quedó algo para sacar al coche la licencia de taxi. Aunque el dinero que obtenian con él fuese de gran ayuda, no llegaba para pagar el alquiler de la casa y además poder comer, así que Susana tuvo que dejar sus labores de ama de casa con su madre para ponerse a trabajar en una pequeña fábrica del barrio de Lavapies para poder sobrevivir en la gran ciudad. Su trabajo era costoso pero extremadamente dulce, ya que su fábrica se dedicaba al chocolate y hacían "los bombones más exquisitos de toda España" o al menos eso era lo que decía el eslogan que venia impreso en las latas de cobre en las que se envasaba . ¡Cuánto tiempo ha pasado! hacía ya un año que dejó su tierra y allí a su amada Lucía, pero por fortuna era 25 de abril y debido a que ya llegaba el buen tiempo su fábrica paraba la producción hasta otoño porque la gente que se podía permitir comprarse unos bombones no los querían en verano ya que con el calor se derretian. Como el taxi cada vez daba más resultados susana no se veia en la obligación de trabajar durante esos meses como peluquera de las vecinas, tal como hizo el año anterior, así que tuvo la perfecta excusa para invitar a Lucía a su casa en Madrid.
-¡Piiiii! Sonó el silbato que indicaba que eran ya las cuatro de la tarde. Salió volando del trabajo con una gran caja de bombones en una de sus manos y se dispuso a coger el tranvia hacia la estación de Atocha. Llegó allí corriendo y jadeante. Ya eran las 16:30 y el tren de Oviedo llegaba a las 16:20. Buscaba girando constantemente la cabeza a Lucía pero no la encontraba.
- ¡Susanita!!! . ¿Y esa voz tan acaramelada? Miró hacia donde venia el grito y vio a ella, cargada de bolsas repletas de ropa y con su angelical rostro que a Susana nunca le había parecido tan bello. No dudó y corrió y corrió hasta llegar a ella y abrazarla. Ambas empezaron a llorar emocionadas de la alegria de volverse a ver pero se separaron pronto para que no pareciese un abrazo más que amistoso. Susana se quedó mirándola totalmente parada cuando se miró sus manos y se acordó de la caja de bombones. -¡Toma! ¡Son los mejores bombones de toda España! Lucía no se pudo contener la risa y le salió una gran carcajada por la frase que le había soltado mientras seguía emocionada por el momento.

Llegaron a la casa cansadísimas y tras la cena obligada con el resto de la familia, ya que todos querían hablar con Lucía para que les contase qué tal iban las cosas en el pueblo. El día siguiente Susana enseñó Madrid a Lucía, la cual se quedó impactada por todo lo que había en la ciudad. Al final llegaron al parque de El retiro, que se encontraba totalmente vacío ya que toda la gente estaba trabajando. Susana aprovechó ese momento para acaramelarse un poco con Lucía y le susurró al oido -Estaba esperando esta situación desde hace meses. Se intercambiaron miradas y se besaron apasionadamente pero su alegria no duró mucho.
-¡Ustedes dos! ¡separense! Le gritaba un policía al otro lado. Las habían visto. No sabían qué hacer, ese hombre se acercaba a ellas así que lo único que pudieron hacer fue darse la mano, no haciendo caso a lo que les dijo el guardia. -¡Que se separen coño!. El hombre desefundó su pistola y estaba decidido a disparar así que al final optaron por separar sus manos. En un momento estaban rodeadas por una decena de policias que las sujetaron y agarraron mientras ellas gritaban angustiadas.
Finalmente fueron llevadas a la comisaría más cercana, donde las sentaron atadas de pies y manos en un sala vacía a la que entraron dos policías. Uno de ellos, el que tenia cara de estar más enfadado las preguntó. -¿Qué estabais haciendo?. Ambas callaron cabizbajas pero el hombre con cara de ofuscado insistió con un grito atronador. -¡¿Que qué coño estabais haciendo?!. Susana ya harta levantó la cabeza y miró al guarda al que le dijo con decisión -Amándonos porque nos queremos. Esta reacción no le sintió nada bien al policía y le propinó un puñetazo que le rompió la nariz y le gritó -¿Amor? Vicio, eso es lo que es, que sois unas enfermas, dais asco hijas de la gran puta, que en tierras del generalisimo pase esto... ¡Sois una plaga! ¡Casi peores que los rojos! Pero tranquilas que os vais a enterar bolleras de mierda.
En ese momento entraron en la sala seis agentes más. Todos ellos propinaron a las jovenes una terrible paliza, puñetazo tras puñetazo, fueron violadas durante horas, deseando morir en lugar de tener que pasar esa pesadilla.
Tras esto las metieron en un calabozo y al día siguiente metieron a cada una en un furgón policial diferente y las enviaron a diferentes prisiones. Pasaron los años. Ambas tuvieron que crecer muy deprisa para poder sobrevivir en la cárcel. Susana nunca dejaba de pensar en Lucía y siempre se preguntaba si la otra seguiría viva. Creían que pasarían toda su vida dentro de cuatro paredes pero un día pasó lo impensable, les dieron la libertad. Hace un tiempo ya había muerto Franco pero aún no se habían suprimido las leyes homófobas del regimen pero finalmente llegó el día y ambas fueron liberadas. Buscaron información por todos lados para poder encontrarse. Al final lo lograron. Se vieron y aunque habían pasado muchos años y su juventud ya había sido abandonada Susana veía a Lucía como aquel día en el andén de la estación, así que se juntaron, se abrazaron y se dieron el beso más apasionado de su vida ya sin ningún miedo porque nadie nunca más la volvería a separar.

Estuvieron siempre juntas, envejecian una al lado de otra, se amaban con todas sus fuerzas pero deseaban poder casarse algún día. El 17 de septiembre de 2005 pudieron dar el "Sí, quiero", con 59 años de edad se juraron amor eterno otra vez y vieron que tras múltiples pesadillas vienen los sueños más mágicos que uno ni se puede imaginar.





-Dedicado a todas esas mujeres que tuvieron que luchar por ser felices ^^

7 comentarios:

  1. Joe me ha encantado la historia!! esta genial! :D sobre todo el final :) Así que ya ves... nada puede separar a la fuerza más grande del universo... el amor ^.^ Jeje. Me ha gustado mucho en serio :) escribe mas historias! :D jajaj
    Muaksss tekkk!

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  2. Holaaaa!! :)...aquí estoy para conocerte un poquito mejor ;)

    Bonita historia ^^

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  3. Sandry he's my life: Tienes razón sandra, el amor es invencible y nadie lo puede eliminar porque sí. Pues lo de publicar más historias cuando tenga tiempo supongo que lo haré jaja

    Flecha azul Muchas gracias por visitarme y ya sabes mi casa es tu casa asi que paseate por aquí cuando quieras ^^

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  4. Hola, Marcos :D
    También me gusta bastante tu manera de redactar, y el final n_n me haré seguidora de tu blog.
    Nos leemos :D

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  5. Amandarinada: Muchas gracias por hacerte seguidora ^^ y me alegro de que te hays gustado la historia! Besos!

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  6. Preciosa historia ^^ Muchas veces no somos conscientes de toda la gente que ha tenido que luchar años atrás para poder estar como ahora estamos. A pesar de sus pros y sus contras, mejor que ahora, nadie del colectivo había estado así...

    Un besote!!!

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  7. Fernando: Gracias, ¡Me alegro de que te haya gustado la historia! Tienes toda la razón al decir que el colectivo estamos mejor que nunca, empezando porque sabemos que somos un colectivo, cosa que no sabiamos hace 30 años, ya que estábamos perseguidos pero hoy afortunadamente estamos unidos que es cómo realmente se consiguen las cosas.
    Besoos!

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