domingo, 9 de noviembre de 2014

El miedo a ser de izquierdas

No lo voy a negar, nunca me he fiado de aquel político que no ha dicho de lo que es, sino que ha intentado posicionarse de una manera abstracta en el tablero político. Era el año 2007 y surgió Rosa Díez, quien dejó de ser del ala progre del PSOE, donde afirmaba incluso que se cambiaría la constitución si algún día la sociedad vasca apostaba por decidir sobre la independencia, a liderar un proyecto político que se metía con las autonomías catalanas y vascas para captar voto fácil. UPyD proclamaba la democratización de las instituciones mientras que en su propio partido se ha visto que la libertad de opinión de su militancia acaba cuando a su lideresa no le empieza a gustar lo que escucha. Además, se jactaba de liderar un partido que no era “Ni de Izquierdas ni de derechas”. Su carácter reaccionario pronto floreció y lo que muchos decíamos, comenzó a ser una evidencia, estaba allí para ocupar silla sin ningún programa de gobierno.

En el año 2014 ha salido Pablo Iglesias, conocido hasta el momento en las tertulias de la televisión y por ser el profesor de Ciencias Políticas.  Defendía lo que no se había defendido jamás en televisión, se hablaban de temas criminalizados por los medios de comunicación, véase Venezuela, y él luchaba contra esas imposiciones de pensamiento que los poderes fácticos habían convenido implantar.

En enero del mismo año, surge Podemos, una nueva organización política liderada por él mismo y el 25 de mayo obtienen 5 eurodiputados. A partir de la campaña y de lo que vino después, su mensaje cambió e intentó dar otras connotaciones a su discurso que eludían algunas cosas que antes no dudaba en defender.
Estoy seguro que los líderes de Podemos tampoco se creían el transversalismo de Rosa Díez, pero ellos, sin embargo, han cedido a definirse de una manera parecida, pese a ser bastante distintos. Según ellos, se sitúan en un plano político “por encima de la derecha o la izquierda”. Curioso cuando tienen en su programa político tienen elementos que han llevado a cabo tan solo gobiernos de Izquierda, tales como Venezuela, Bolivia o Argentina en la nacionalización de sectores estratégicos, o Ecuador en la renegociación de la deuda. Además, son medidas que están presentes en los partidos que componen el grupo parlamentario de Izquierda Unitaria Europea, donde curiosamente es la coalición en la que los eurodiputados de Podemos se encuentran.

Todo lleva a indicar que no es algo más que discursivo, que no tiene que ver con lo que realmente son. No obstante, choca que no quieran identificarse con la Izquierda pese a que en la práctica lo sean. ¿Por qué convertir en un tabú ser de izquierdas o ligarse con ideologías de Izquierda? Si vamos a definir qué significa Izquierda, nos tendríamos que ir al 1789, cuando en París la Asamblea Nacional constituyente se estableció que los más reaccionarios a cualquier cambio y firmes defensores del absolutismo monárquico, se sentaban en los puestos a la derecha de la cámara y en la izquierda se sentarían los más progresistas,  que defendían a las clases populares y que, tras la fuga de Luis XVI dos años después, se declararían republicanos.
Es decir, quien defiende el statu quo y el poder de las clases dominantes son de derechas y quien defiende el progreso y la equidad social son de izquierdas. Por lo tanto, no veo problema en decir que son de izquierdas, estaría claro que es lo que son. Si le dijese a Pablo Iglesias que Podemos no es progresista, seguramente le sentiría mal, como sería lógico. Pero si es progresista y no es de izquierdas, ¿no es contraproducente?

Se sabe que todo lo que sale por sus bocas suele estar muy estudiado y pautado. Muchos de sus grandes líderes son politólogos y todo pasa por análisis y manejo de encuestas. Está claro que para ellos mientras que Casta es un elemento que no puede faltar en ninguno de sus discursos, Izquierda es una palabra tabú. No entiendo por qué deben evitar decir que son de Izquierdas. No es algo malo y la gente se suele definir en un punto del marco ideológico.

Y si todo lo tienen tan estudiado, lo lógico es que evitar meterse dentro del espectro ideológico corresponda a que así lo dan los estudios, pero no parece que suceda así en el CIS. Según la encuesta del CIS de Septiembre[1], el 60% de los españoles se situaría a la izquierda (Entre casillas 1 y 5), el 19% de derechas y el 21% ni sabe ni contesta, por lo que se podría decir que el 80% de personas se adscribe dentro de estos extremos.

Por lo tanto, no entiendo qué sentido puede tener esta abstracción discursiva. Al fin y al cabo, todo le posiciona en la Izquierda, son ellos mismos los únicos que no se posicionan. Algo tan aparentemente nimio es muy importante, porque se puede ganar, pero ello no implica que tus ideas ganen. Es decir, si se ha marcado que asociarse con la Izquierda y determinados ideales asociados está prohibido, cómo se puede convencer a la gente de que lo que tú propones es lo mejor si no le has dado material para poder entender los procesos, que no tienen por qué ser siempre fáciles, para conseguir lo que se propone. Si en un discurso se percibe humo, siempre existe el riesgo de que tus seguidores se conviertan en lo mismo.