Es díficil no haber tenido alguna conocida, amiga, compañera o familiar, que siendo muy joven ha tenido un hijo. Hoy la mujer que tiene un hijo en el 90% de los casos es porque lo ha decidido libremente y por lo tanto no se ha sentido presionada. Para que una mujer no se quede embarazada existen los anticonceptivos y en el caso de que estos fallen, o no se hayan utilizado, se puede tomar la píldora del día después como vía menos dañina, aunque también está el aborto como última opción. Hay algunas mujeres que abortan, pero hay otras que deciden dar forma a lo que albergan dentro, convirtiéndose finalmente en madres. Es una opción, a mi parecer, valiente porque no creo que ninguna chica se vea a los 16 o 19 años con una personita que necesita sus cuidados en todo momento.
Ser joven, soltera y madre son tres factores que para el desarrollo de una persona pueden convertirse facilmente en lastres. Todo ésto son problemas, pero no lo son tanto si el padre de la criatura también está al lado de la madre, pero ésto no sucede siempre.
Muchos jóvenes padres se largan y se desentienden de todo. Ésto se asocia a que el chico era demasiado joven, inmaduro o que la situación le venía grande, excusas, que a mí me parecen vacías. Tanto juventud como inmadurez le afecta en estos casos tanto a la mujer como al hombre. El hombre que se comporta de tal manera es un indeseable y un malnacido. Lo que hace es huir de una situación a la que han llegado los dos. Tiene la misma responsabilidad tanto la que se ha abierto de piernas como quien la ha metido. El sexo es una cosa de dos y si sale algo de ello es responsabilidad de ambos. No se puede huir tras haberte dado una comilona e irte sin pagar. Tú también tienes que correr con los gastos de un bebé que caga, llora y mea, además de cuidarlo. Abandonas a una madre y a un niño para darte la vida, para seguir de cachondeo sin ninguna obligación como si tu semen no hubiese sido artífice de esa vida.
Pero lo que tengo que decir es que te desentiendas, es más cómodo, pero al final estoy seguro que toda esa gente que renunciais a ser padres al final os pasa factura. Porque aquél que hoy has abandonado mañana será adulto y te odiará, tú anciano y te arrepentirás, pero ya será demasiado tarde. Años de abandono no se solucionan con un café.
viernes, 15 de junio de 2012
jueves, 14 de junio de 2012
Y que no nos reflejásemos en los espejos..
El otro día entré en el salón de mi casa para preguntarle una cosa a mi madre. Estaba en el salón con la radio encendida, aunque no parecía que la estuviese prestando atención. Escuché en ese momento la frase de una mujer que me hizo reflexionar. "Algunas veces pienso en qué pasaría si no nos reflejásemos en los espejos, seguro que dejaríamos de ser tan egocéntricos", dijo. Además de ser una idea muy lógica, sus palabras tenían mucha razón.
El "Yo" lo imponemos antes que cualquier otra cosa. La mayoría de nuestros objetivos son totalmente interesados. El éxito en nuestra vida implica una posición superior frente al resto en muchos campos, sobre todo en el profesional. Si alguien es el jefe de una gran empresa tiene centenares de subordinados bajo sus órdenes. Este éxito profesional se debe a que ,en teoría, la persona tiene mejores capacidades para ocupar un cargo de tanta importancia, pero también hay otra mucha gente con esas aptitudes. ¿Entonces por qué tiene que llevar esa persona la voz cantante sobre el resto de personas? Porque antes que él hubo otra persona, que movido también por sus intereses personalistas, estableció que el cumplimiento de objetivos por parte del sujeto individual era la mejor vía. Pero esta solución implica necesariamente que esos subordinados se encuentren sometidos y no tengan capacidad de decidir, pese a que puedan tener muy buenas ideas para el desarrollo de la empresa.
Toda esta situación es preocupantemente extrapolable al sistema político actual. En democracia existen diversos partidos políticos, de diversas ideologías. Además de que cada uno de estos partidos al final tan sólo representan los intereses de algunos y no de todos, también están organizados jerárquicamente. Secretario general o presidente son los puestos con mayor peso dentro de un partido político. Y esta persona, al final, es quien determina lo que defenderá la institución que representa.
Y como la democracia consiste en la elección de un gobernante y diputados por el ciudadano, al final alguno de estos líderes se convertirá en el "guía" del pueblo. Pero este guía puede establecer algunas buenas medidas, pero en la mayoría de los casos son medidas con intereses totalmente personalistas. El gobernante realiza acciones para un grupo reducido que le dió su voto y su apoyo y le permitió hacerse con el poder. Ésto explica que cuando elabora otras leyes que no les gusta a sus seguidores pierda el poder en beneficio de otro que ha sido a su vez apoyado por otros individuos y algunos seguidores del anterior gobernante que se desencantaron de éste.
En definitiva, esta sociedad y la mayor parte de la historia consiste en el triunfo de unas pocas personas, fruto de la desgracia de otros. Pero si aplicásemos la idea de no tener reflejo, ni sombra, que de nosotros no viésemos más que lo que nos permiten de forma natural nuestros ojos seguramente seríamos capaces de ser más solidarios. Lo que veríamos tan sólo sería a nuestros semejantes y nos preocuparíamos por ellos, ayudándoles que saliesen de la miseria. A su vez aquellos también querrían que nosotros dejasemos de ser desgraciados. Por lo que todos finalmente construiríamos una sociedad justa en la que no mandaría el que más gritase, sino todos de igual manera y con el mismo poder para llevar a la civilización hacia el bien común. Ésto es lo que ahora se reclama por parte de la sociedad, en esta situación de histeria colectiva, pero la pregunta es si los políticos dejarán de ser tan egocéntricos e inútiles y empezarán a buscar junto al resto del pueblo aquello que realmente nos beneficie a todos.
El "Yo" lo imponemos antes que cualquier otra cosa. La mayoría de nuestros objetivos son totalmente interesados. El éxito en nuestra vida implica una posición superior frente al resto en muchos campos, sobre todo en el profesional. Si alguien es el jefe de una gran empresa tiene centenares de subordinados bajo sus órdenes. Este éxito profesional se debe a que ,en teoría, la persona tiene mejores capacidades para ocupar un cargo de tanta importancia, pero también hay otra mucha gente con esas aptitudes. ¿Entonces por qué tiene que llevar esa persona la voz cantante sobre el resto de personas? Porque antes que él hubo otra persona, que movido también por sus intereses personalistas, estableció que el cumplimiento de objetivos por parte del sujeto individual era la mejor vía. Pero esta solución implica necesariamente que esos subordinados se encuentren sometidos y no tengan capacidad de decidir, pese a que puedan tener muy buenas ideas para el desarrollo de la empresa.
Toda esta situación es preocupantemente extrapolable al sistema político actual. En democracia existen diversos partidos políticos, de diversas ideologías. Además de que cada uno de estos partidos al final tan sólo representan los intereses de algunos y no de todos, también están organizados jerárquicamente. Secretario general o presidente son los puestos con mayor peso dentro de un partido político. Y esta persona, al final, es quien determina lo que defenderá la institución que representa.
Y como la democracia consiste en la elección de un gobernante y diputados por el ciudadano, al final alguno de estos líderes se convertirá en el "guía" del pueblo. Pero este guía puede establecer algunas buenas medidas, pero en la mayoría de los casos son medidas con intereses totalmente personalistas. El gobernante realiza acciones para un grupo reducido que le dió su voto y su apoyo y le permitió hacerse con el poder. Ésto explica que cuando elabora otras leyes que no les gusta a sus seguidores pierda el poder en beneficio de otro que ha sido a su vez apoyado por otros individuos y algunos seguidores del anterior gobernante que se desencantaron de éste.
En definitiva, esta sociedad y la mayor parte de la historia consiste en el triunfo de unas pocas personas, fruto de la desgracia de otros. Pero si aplicásemos la idea de no tener reflejo, ni sombra, que de nosotros no viésemos más que lo que nos permiten de forma natural nuestros ojos seguramente seríamos capaces de ser más solidarios. Lo que veríamos tan sólo sería a nuestros semejantes y nos preocuparíamos por ellos, ayudándoles que saliesen de la miseria. A su vez aquellos también querrían que nosotros dejasemos de ser desgraciados. Por lo que todos finalmente construiríamos una sociedad justa en la que no mandaría el que más gritase, sino todos de igual manera y con el mismo poder para llevar a la civilización hacia el bien común. Ésto es lo que ahora se reclama por parte de la sociedad, en esta situación de histeria colectiva, pero la pregunta es si los políticos dejarán de ser tan egocéntricos e inútiles y empezarán a buscar junto al resto del pueblo aquello que realmente nos beneficie a todos.
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